El día de Viernes Santo la Iglesia realiza una colecta a favor de Tierra Santa. El padre Rosendo Pérez, franciscano capuchino, y guía de peregrinaciones a la tierra donde vivió y murió Jesús, explica que «el objetivo de esta colecta es ayudar a las personas que están custodiando los Santos Lugares. Hablo de los franciscanos principalmente, que han logrado mantener estos lugares con mucha dignidad, y están llevando a cabo una labor impresionante de custodia de Tierra Santa. Pero, para ello, cuentan con nuestra ayuda. El dinero les llega a través de esta colecta, y de los donativos de los peregrinos, algo que en los últimos tiempos ha escaseado bastante, ya que no se han realizado peregrinaciones».

Una ayuda económica que, apunta, «también alcanza la obra que realizan otros grupos religiosos. Por ejemplo, los donativos que me dan se los entrego a las Hermanas Misioneras Hijas del Calvario. Estas religiosas, de fundación mexicana, tienen una norma: ir todos los días al Santo Sepulcro. Y lo cumplen, siempre que esté abierto. Además, en Jerusalén, atienden el colegio Virgen del Pilar, conocido como colegio español, en el que educan a las niñas más pobres, tanto cristianas como musulmanas, que viven en esta ciudad. Esa es su misión: ayudar a los más pobres de entre los pobres, en Tierra Santa. Y lo hacen con muchísima dignidad. Y, además, acogen maravillosamente a los peregrinos cuando vamos».

Ayuda necesaria

Este franciscano capuchino confiesa que «la última vez que estuve en Tierra Santa fue el pasado mes de octubre, antes de que estallara la guerra». «Tierra Santa -señala- se ha mantenido siempre gracias a la ayuda de los peregrinos, y de naciones católicas que, desde muy antiguo, ayudaban a los Santos Lugares. Entre ellas, España. Ahora, la ayuda se hace a un nivel más particular, desde parroquias, comunidades cristianas, peregrinaciones... En estos y en todos los momentos, además de necesaria, esa ayuda es muy importante. Hay que tener en cuenta que los religiosos no tienen otra paga más que los donativos. Y con ellos, los franciscanos atienden una ingente obra social: ancianos, guarderías, mujeres maltratadas, colegios... Es una obra social imponente», afirma.

«Pero, ahora -prosigue-, esa ayuda se necesita mucho más. Por eso, invito a todos los fieles a ser muy generosos en esta colecta del Viernes Santo, porque es lo que les va a llegar para continuar con su labor. Cuando hay peregrinos, la ayuda sigue llegando. Pero en estos momentos, tanto los cristianos como los musulmanes no tienen nada. No hay peregrinos ni turistas, por lo que los hoteles, las tiendas, los autobuses, los restaurantes... Todo está cerrado, o paralizado. Eso daba de comer a muchísimas familias, que se han quedado sin nada, y que se ven obligadas a vivir de sus ahorros. Y, es que, desde el aspecto de la fe se mueve todo un mundo necesario para poder vivir. Por eso -insiste- es muy importante la generosidad de la colecta en estos momentos en que tanto Palestina como Israel tienen abierto este conflicto».

Regreso de las peregrinaciones

Guía de peregrinos durante 28 años, el padre Rosendo Pérez ha vivido numerosos conflictos en esta zona de Oriente Medio. «Por ejemplo, recuerdo que, en la segunda Intifada, cuando sonaban las sirenas bajábamos al búnker, y después salíamos sin problema. Una cosa es vivir esta situación allí, porque no le das tanta importancia, que verlo a través de los medios de comunicación». «Oriente Medio es un polvorín», manifiesta. «Tiene su peligro. Lo importante es que busquemos la paz, la concordia».

Por eso, asegura que «en estos momentos se puede estar perfectamente en Jerusalén, porque la guerra no repercute en la ciudad. El conflicto está localizado en Gaza, por lo que el resto de Tierra Santa se puede visitar perfectamente. Jerusalén, la zona de Galilea, Belén... No habría ningún problema por volver a viajar a estos lugares, aunque por precaución no salen peregrinaciones. Pero -insiste- la Ciudad Santa siempre es respetada. Y la vida sigue discurriendo como siempre. Muchas veces, los que viven allí ven el conflicto a través de la televisión». Un retorno, el de los peregrinos, que, a su juicio, «ahora sería una de las maneras de ayudar a estos cristianos. Hay que animarse a peregrinar -recalca-, sabiendo que el itinerario no tiene peligro. Estábamos en un momento oportuno cuando estalló la guerra, y todo se paró. Tanto para ayudar a la gente que vive allí, como para la ayuda a los propios peregrinos desde el punto de vista espiritual, habría que volver».

Concluye recordando que «las tres formas de ayudar en estos momentos a Tierra Santa son: la económica, a través de esta colecta que recibirá íntegramente la Custodia de Tierra Santa, y que luego ellos distribuirán según las necesidades, de una manera muy justa. Hay que ser muy generosos», exhorta. «La oración -añade- es una ayuda también muy importante». Y, una tercera, «volver a peregrinar. Sé que hay mucha gente que está deseando volver. Yo me ofrezco, desde este convento de los capuchinos de El Pardo, para poder guiar a los grupos que quieran viajar a Tierra Santa. Con ánimo, con alegría y con el deseo de llevar la paz. Porque hay que buscar la paz para que todo el mundo pueda ser feliz. Para que haya desarrollo en los pueblos. Hay que saber respetarse y ayudarse mutuamente», finaliza.