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Miércoles, 20 agosto 2025 10:24

«Aquí no vienes a cambiar el mundo, vienes tú a aprender la lección»: el testimonio desde Calcuta de Víctor, joven de la parroquia San Miguel Arcángel de Las Rozas

«Aquí no vienes a cambiar el mundo, vienes tú a aprender la lección»: el testimonio desde Calcuta de Víctor, joven de la parroquia San Miguel Arcángel de Las Rozas Fotos cedidas por Víctor

Un grupo de 25 personas de la parroquia San Miguel Arcángel de Las Rozas se encuentra en Calcuta (India) desde el pasado 11 de agosto, en una experiencia pionera en esta comunidad parroquial. La misión, que se prolongará hasta el próximo 27 de agosto, reúne principalmente a jóvenes, pero también a matrimonios y mujeres de entre 30 y 40 años, que han querido dedicar parte de su verano a ponerse al servicio de las Misioneras de la Caridad.

Cada jornada comienza con un tiempo de adoración en la Casa Madre de las religiosas, situada a menos de 500 metros del lugar donde se alojan, en la Baptist Missionary Society. Después, los misioneros participan en distintas tareas en las distintas casas de las hermanas: desde trabajos sencillos como tender ropa, fregar platos o barrer, hasta el acompañamiento de enfermos y moribundos en la Kalighat Home for the Dying, la primera casa fundada por santa Teresa de Calcuta.

A mitad de la experiencia, hemos querido volver a hablar con Víctor - ya hablamos con él antes de viajar a la India - uno de los jóvenes que está viviendo esta misión en uno de los países más pobres del mundo.

 
 
 
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«Aquí el que cambia eres tú»

Víctor nos envía una larga y completa nota de voz en la cual lo primero que te impresiona al escucharla es el ruido y el tráfico por la calle. Algo que destaca también Víctor recordando lo que te choca al llegar a Calcuta: «Nada más llegar lo que más te impacta es el cambio de situación: el ruido constante, los olores, la pobreza en las calles, perros en un muy mal estado, basura por todas partes. Es un choque fuerte y cuesta asimilarlo. Incluso en los momentos de adoración no tenemos silencio y te toca encontrar tu paz y hacer tu oración con este ruido de fondo», explica.

Pero más allá del impacto inicial, lo que más le ha marcado por ahora es el sentido del servicio: «Muchos veníamos pensando que veníamos a Calcuta a cambiar el mundo, que incluso íbamos a evangelizar, y la realidad es que aquí el primer día las sisters te mandan a hacer servicios sencillos que no brillan, como fregar o barrer. Y allí te das cuenta de que aquí el que cambia eres tú. Esa es la lección de humildad que aprendes, aquí vienes tu a aprender la lección».

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El apoyo de todo el grupo de la parroquia

«Las sisters que están toda la vida aquí, ellas sí marcan un cambio en la sociedad, pero tú a priori no lo marcas, sino que el Señor te lo marca en ti a través de estos gestos de 'servicio sin brillo', de mucha humildad, de obediencia. Esto causó mucho impacto a muchos de nosotros y lo sigue teniendo a día de hoy».

En su caso, ha sido destinado también a la casa de Kalighat, donde las hermanas atienden a moribundos y personas rescatadas de la calle. «Un día me tocó ayudar a curar una persona que tenía un tumor cerebral. La sister me dijo que en ese momento estaba ‘curando las heridas de Cristo’. Todo se hace con fe, con amor, con delicadeza. Muchos de ellos son paralíticos y para comer pueden tardar una hora. Eso también te enseña mucho esa paciencia, ese amor y esa humildad de Jesús», confiesa.

El apoyo de todo el grupo de la parroquia está siendo también fundamental para sostenerse en los momentos de dificultad. «El segundo o tercer día me dio un poco de bajón, pero poder estar con gente de la parroquia, mis amigos, mi hermana… y apoyarnos mutuamente es lo que nos ayuda a seguir adelante. Por las noches compartimos lo vivido y el sacerdote (el párroco José Antonio Buceta Toro) nos da algunas palabras que nos ayudan a vivir la experiencia», cuenta Víctor.

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El aprendizaje de los «servicios que no brillan»

Además, cada día culmina con un momento de oración junto a las hermanas: vísperas, rosario y adoración. «Estoy sintiendo al Señor aquí muchísimo. Su presencia es muy fuerte en este lugar. Mi corazón arde en cada adoración. Está siendo un regalo», asegura.

¿Qué se llevaría a Madrid de estas semanas? No es fácil responder a esta pregunta cuando todavía falta una semana en Calcuta y mucho por vivir, pero por ahora Víctor se llevaría especialmente el aprendizaje de los «servicios que no brillan»: «Es verdad que curar enfermos impacta mucho y es algo fuera de lo normal, pero me está gustando mucho más el servicio que puedes hacer en tu casa. Un servicio que es necesario, que nadie te lo va a agradecer, pero tú lo haces por amor y por Dios. Para mí está siendo la mayor lección que hay».

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«El Señor sabe dónde ponerte y qué regalos darte»

También le impacta la fortaleza de los pobres en Calcuta: «En Madrid nos quejamos por cualquier cosa, y aquí ves a gente llena de heridas que no se queja nada. Eso me da una lección impresionante. Es una virtud que quiero llevar a mi vida normal: no quejarme».

El grupo de San Miguel de Las Rozas seguirá en Calcuta hasta el 27 de agosto. «Estamos a mitad de experiencia y con muchísimas ganas de seguir viviendo lo que el Señor nos tenga preparado. Él sabe dónde ponerte, qué regalos darte y qué experiencias necesitas vivir», concluye.