Los niños del colegio El Prado han estado días y días ensayando el himno de la Almudena porque este jueves, 6 de noviembre, tenían cita con Ella. Iban a llevarle sus flores, las del campo pero también las del alma, en la ofrenda escolar que cada año se organiza en la explanada de la catedral con motivo de la fiesta de la patrona de Madrid.
El himno se lo han cantado a pleno pulmón, con sus voces infantiles de 3º de Primaria y con un deje muy particular lleno de cadencias, más entrañable si cabe. «Yo quería estar muy preparado» para este día, dice Luis, de 8 años, con seriedad y contundencia, y quizá por eso estaba hasta «nervioso» esta mañana. Lo que más le gusta del himno es el nombre de «Almudena», afirma sin más complicaciones, y destaca de la Virgen «que es muy buena».
La mayoría de los colegios que acuden a la ofrenda floral y solidaria traen a los alumnos que en este curso recibirán la Primera Comunión o la Confirmación. José Manuel, sacerdote, capellán del colegio Montealto, les ha explicado a los cuatro cursos de 3º de Primaria que acuden que «a Jesús se va siempre por María», así que el hecho de visitar a la Virgen es «el primer paso para la Comunión». Y que al igual que María esperó nueve meses con Jesús creciendo en su vientre, así las pequeñas están en este tiempo de espera, con Jesús creciendo en su corazón, hasta que lo reciban físicamente.

Se esperan más de 10.000 niños
La ofrenda floral de los colegios de Madrid se ha convertido ya en una tradición en la diócesis. Cada año se supera el número de centros y el número de niños. Este serán más de 300 colegios y más de 10.000 los niños que están previstos pasen por el manto de la Virgen entre el jueves y el viernes 6 y 7 de noviembre. «Muchos repiten, pero siempre hay colegios nuevos; ya quedan pocos por venir», comenta Teresa, una de las organizadoras.
Para acoger a todos, en esta ocasión se ha habilitado un nuevo punto de ofrenda floral: la Virgen de la Almudena que ya está preparada en su trono para procesionar en el atrio de la catedral. Allí está el grupo del colegio Maristas San José del Parque. Le llevan una poesía a la Virgen en la que le dicen cosas preciosas: «Hoy hemos venido hasta tu casa / con muchas ilusiones y alegrías / te traemos unas flores como muestra de cariño». Y le piden «que nos ayudes a ser generosos, alegres y valientes / enséñanos a acompañar a quienes más lo necesitan / guíanos siempre por el camino del bien».

Ahí atrio está Rosa Aurora, ligada a la catedral por su pertenencia a la Real Esclavitud de la Almudena, que les explica a los grupos de niños que van pasando la historia de cómo apareció la Virgen en la muralla. «Lo de las velas les intriga», apunta, «eso de que siguieran encendidas 300 años después les causa sorpresa». En la explicación «trato de que no se aburran, de contarles una historia que es real de forma alegre, y despertarles el interés».
A los escolares les hace ilusión ver «lo guapa que está», la corona «tan bonita» y les maravilla que uno de los bastones de alcaldesa que porta se lo haya regalado el actual alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Después de la explicación, «¡con qué devoción rezan y cantan!».

Rezar por los cristianos perseguidos
Del Colegio Menor Nuestra Señora de Loreto acude un nutrido grupo de alumnos de 6º de Primaria y 4º de la ESO. De este último curso es Pablo, que recibirá el sacramento de la Confirmación el próximo mes de diciembre. Muestra con orgullo el escudo de su colegio, hecho con flores, mientras los pequeños se asoman para explicar el estandarte que portan, en el que se lee De Loreto a la Almudena, siempre bajo tu manto, porque en realidad «es una sola Virgen».
Pablo comparte su petición de este año a María: «Por los cristianos perseguidos y por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado». Y Felipe, de los pequeñitos, se suma con la suya: «Que donde viven mis abuelos, en Cáceres, se recuperen de las inundaciones».

Cada niño, además, ha recibido después de entregar las flores el Pasaporte de la Esperanza, una iniciativa del Museo Catedral de la Almudena para que los niños conozcan más a la Virgen.
Ayudando a colocar las flores están, un año más, alumnos del Colegio Diocesano San Bernardo. Entre ellos, Laura y Cristhofer, de 2º de Bachillerato, que repiten como voluntarios. «Por ayudar a la Virgen», señala Laura cuando le preguntamos su motivación. Por su parte, el chico le pide «cada año poder afrontarlo bien». Aunque este curso hay algo por encima de todo, en lo que ambos coinciden: la PAU. Y se sonríen.