La catedral de Santa María la Real de la Almudena ha acogido este miércoles, 8 de septiembre, la tradicional vigilia de oración organizada por la Delegación episcopal de jóvenes como preparación a la festividad de la patrona de Madrid.
El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha comenzado su alocución recordando el Magníficat, cántico de María en su visita a su prima Isabel. «María se levantó cuando todo cambió en su vida», ha dicho, movimiento que en la vida «aprendemos muchas veces». «Gracias a vosotros, hoy la catedral se hace muy pequeña, porque en cada uno de vosotros, y en este silencio que ha provocado la Palabra de Dios, el Señor os ha empujado. Y os ha traído aquí».
Evocando la figura de María, ha señalado que la Virgen, en su vida, «asistió a un cambio profundo de sus planes», pero «Ella se apoyó en Dios y se levantó». «María encontró en medio de la dificultad la alegría necesaria», ha insistido. «Descubriendo a Dios, se lanza y se convierte en el modelo para entender la vida. Y en el modelo de todos aquellos que queremos entender cómo ser felices con Dios», porque «lo que Dios nos pide simplemente es que le portemos, que le llevemos dentro, y que dejemos que Él tire de nosotros».
María se puso en camino y subió a la montaña para visitar a su prima Isabel, ha proseguido su reflexión. «María ha escuchado la palabra de Dios. Y ha escuchado la promesa que Dios ha hecho a su pueblo. Y se lo ha creído. Lo que Dios ha prometido, lo va a cumplir. Y descubre que, en ese momento, lo que había escuchado de su pueblo se está realizando. Y descubre que Dios se hace pequeño, concreto y cercano. Y descubre que abrazando a Isabel se está realizando el paso de Dios».
Unirse al 'Magníficat'
El cardenal Cobo ha animado a todos los presentes a unirse al Magníficat. Y a decir: proclama mi alma la grandeza del Señor. ¿Qué ha hecho Dios en ti?, ha cuestionado a los fieles. «Tú vales mucho», ha sido su respuesta. «Tal y como eres, sin muchos maquillajes, vales mucho. Y por eso hoy podemos decir: proclama mi alma la grandeza del Señor. Por las cosas que Dios ha hecho en mi».
A continuación, les ha invitado «a mirar la vida como lo hemos hecho esta noche, desde la Palabra de Dios. «No dejéis de poneros, siempre que podáis, a tiro de la Palabra de Dios. Leedla en casa, en el metro… donde sea. Pero poneros dentro de la Palabra de Dios, y dejad que haga este proceso: de los oídos al corazón y a las manos. Y que sea también el instrumento de vuestros grupos. El instrumento de vuestras acciones…».
En segundo lugar, les ha exhortado a levantarse. «Hace falta levantarse continuamente. Y subir cada día un poquito más». Y, por último, a abrazarse. «La fraternidad es el camino para ser cristianos. Y nuestra ciudad y nuestros barrios lo que necesitan es gente que se abrace. Y que les digamos que es posible el abrazo». «Os necesitamos para ayudar a que la iglesia se abrace. Para que se abracen las parroquias que tenéis al lado. Para que se abracen los colegios y las parroquias. Para que se abracen los cristianos de una misma zona», ha insistido.
«Proclamemos la grandeza del Señor, que es muy grande, porque esta noche hace maravillas a través de cada uno de vosotros y a través de los abrazos de toda nuestra iglesia», ha concluido.