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Lunes, 10 abril 2017 09:44

Las entidades de Iglesia dedicadas a los migrantes trabajan en red para que Madrid sea 'territorio de encuentro'

Las entidades de Iglesia dedicadas a los migrantes trabajan en red para que Madrid sea 'territorio de encuentro'

El pasado 24 de marzo, las Delegación Diocesana de Migraciones congregó a representantes de las distintas organizaciones eclesiales que trabajan con inmigrantes y refugiados en Madrid para valorar si la capital es un territorio de encuentro. Por su interés, reproducimos el comunicado posterior:


Convocado por la Delegación Diocesana de Migraciones de Madrid-Asti, se celebró el pasado día 24 de Marzo, en los salones del semanario Alfa y Omega, un encuentro de diferentes entidades de la diócesis de Madrid que trabajamos con personas inmigrantes y refugiadas. Daba continuidad al primer encuentro que tuvo lugar el día 3 de junio de 2016. Si en aquella ocasión el objetivo principal fue conocernos y poner en común lo que está haciendo cada colectivo, en esta el planteamiento era hacer un diagnóstico de la situación de los menores migrantes, vulnerables y sin voz, poner de relieve su realidad y ahondar en los compromisos que ya estamos llevando a cabo y abrir otros posibles cauces de incidencia en la diócesis de Madrid.

Nos ayudó en la reflexión Patricia Fernández, abogada que ejerce como tal en diversos ámbitos y entidades relacionadas con el tema objeto de reflexión. A continuación, destacamos algunas ideas de su interesante y precisa exposición:

1.- Tenemos que recuperar en el lenguaje el concepto de niños y niñas. En el ámbito del derecho son menores, pero antes que eso y por encima de eso son niñ@s que tienen necesidades y es responsabilidad de las personas adultas que esas necesidades estén cubiertas.

2.- La comunidad internacional, pese a las enormes dificultades que tiene a menudo para llegar a acuerdos en las diversas materias, ha llegado a un amplísimo consenso en torno a la proclamación de los derechos de los niños. Así sucedió el 20 de noviembre de 1989 cuando las Naciones Unidas, en la Convención sobre los Derechos del Niño, promulgó casi con total unanimidad esos derechos.

3.- Sin embargo, una cosa es la teoría y otra la práctica. La realidad dista mucho de mostrar un respeto generalizado a tales derechos, a pesar de que hacen referencia a cuestiones vitales muy básicas. Llenos de necesidades y sin adultos que puedan cubrir esas necesidades, miles de esos niños llegan como migrantes a las costas y a los aeropuertos de Europa. Les trae el deseo de ver cubiertas en nuestros países sus necesidades, un deseo que en el caso de España comparten con muchos otros niños nuestros, ya que no en vano España es el segundo país con más pobreza infantil de Europa.

4.- No hay anuncio sin denuncia. Y tenemos que decir alto y claro que son varios los incumplimientos de esos derechos o el deficiente cumplimiento de los mismos por parte de las autoridades gubernativas: en las pruebas de la determinación de la edad, en las políticas de reagrupación familiar, en el control de las fronteras, en la irregularidad sobrevenida, en el ingreso en los Cies.......

5.- Aprovechándose de esta cruda realidad, no podemos dejar de denunciar la existencia de redes mafiosas que hacen negocio a costa de la vida de las personas y de l@s niñ@s. A cambio de fuertes sumas de dinero y de la extorsión, ponen en peligro la vida de muchas personas, convirtiendo el mar Mediterráneo en un auténtico cementerio y creando nuevas formas de esclavitud como son el tráfico y la trata de personas.

6.- Nuestros países y nuestras sociedades deberían practicar una política de mayor acogida y de una mejor y más amplia oferta de oportunidades a las personas inmigrantes y refugiadas que se ven obligadas a salir de sus países a causa del hambre, de las guerras, de la persecución y del deterioro medio-ambiental. Desgraciadamente, en la última década, desde poco antes del comienzo de la crisis económica hasta ahora, que aún andamos tratando de salir de ella, el grado de empatía de los habitantes de nuestros países con los refugiados y los migrantes económicos ha descendido de forma alarmante.

Después de la sugerente reflexión de Patricia Fernández, dialogamos en asamblea sobre su exposición, haciendo hincapié en algunos aspectos del diagnóstico realizado por ella y, sobre todo, incidiendo en cómo no podemos quedarnos de brazos cruzados ante esta realidad y tenemos que seguir comprometiéndonos o comprometernos más, si cabe, como personas y entidades que formamos parte de la Iglesia de Madrid. En este sentido, formulamos algunas pistas de acción y compromisos concretos que compartimos con los demás miembros y entidades de nuestra Iglesia diocesana:

1.- Hay que seguir trabajando para que esta realidad de las personas migrantes y refugiadas sea una prioridad en la Iglesia de Madrid. Estamos en el segundo curso de la elaboración del Plan Diocesano de Evangelización y es una buena oportunidad para fomentar en todas las instituciones y personas de la comunidad diocesana una sensibilidad acogedora y, en consecuencia, unas buenas prácticas hospitalarias y solidarias.

2.- La reciente nota de la Comisión Episcopal de Migraciones sobre la acogida a los inmigrantes y refugiados en Europa y en nuestro país, con especial incidencia en la situación de los menores migrantes, vulnerables y sin voz es un buen ejemplo de anuncio («debemos ver a los menores migrantes –especialmente a los no acompañados– como una oportunidad, un reto y una esperanza, no como un problema») y de denuncia («Insistimos, una vez más, en que los países deben tomar en serio este asunto y tratar el fenómeno de las migraciones con responsabilidad tanto en el origen como en la acogida. Observamos con inmensa tristeza cómo se están construyendo muros y tomando medidas para impedir el flujo migratorio»).

3.- La Delegación Diocesana de Migraciones y todas las entidades participantes en el encuentro nos comprometemos a seguir impulsando el trabajo en red para animar, coordinar y crear vínculos, de tal manera que podamos avanzar positivamente en la respuesta a la pregunta que nos hacíamos al convocar la reunión: Madrid, ¿territorio de encuentro? Es mucha la riqueza y el caudal de iniciativas eclesiales y ciudadanas que ya dan una respuesta positiva a esa pregunta y si conseguimos aunar esfuerzos y crear vínculos, en la medida de nuestras posibilidades, tendremos todavía más motivos para seguir caminando con esperanza en esta tarea de formar comunidad que sale al encuentro y abre fronteras.

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