Noticias

Miércoles, 14 febrero 2024 08:28

Madre María Paz, abadesa de las Concepcionistas de La Latina: «Culturalmente, los tiempos litúrgicos van desapareciendo»

Madre María Paz, abadesa de las Concepcionistas de La Latina: «Culturalmente, los tiempos litúrgicos van desapareciendo»

Este 14 de febrero, Miércoles de Ceniza, da comienzo la Cuaresma. Un tiempo litúrgico que en los conventos de vida contemplativa se vive de manera especial.

La madre María Paz es la abadesa de las Concepcionistas Franciscanas de La Latina, reconoce que, «culturalmente, los tiempos litúrgicos van desapareciendo». «Antiguamente había más oraciones privadas, incluso en nuestro convento había rezos diferentes, como el 'Oficio Parvo', pero eran en latín y muchas hermanas no las entendían. Desde el Concilio Vaticano II, la liturgia de la Iglesia nos ayuda mucho a vivir este tiempo. Nosotras seguimos el ciclo litúrgico, que es muy rico en estas fechas, aunque también tenemos charlas, como en los tiempos fuertes. Y procuramos hacer alguna cosa más».

Para las ocho monjas que integran esta comunidad, ese «hacer alguna cosa más», es bastante completo. La madre Ascensión, con más de 70 años de vida en este monasterio, y a punto de cumplir 90 primaveras, explica que «cada una busca su vida espiritual, y ahí se centran totalmente. Es un tiempo muy especial, y tenemos que tener cuidado para estar más unidas entre nosotras. Además, procuramos estar en la presencia de Dios todo lo que se pueda, sobre todo en los momentos de trabajo. Pero el tiempo que pasamos ante el Señor directamente es muy especial».

La abadesa acentúa esa afirmación. «Como es Cuaresma, tenemos que estar unidas a la Pasión. Ir punto por punto con todas las cosas que Jesús anunciaba a sus apóstoles. ¿Cómo sería Jesús? Yo todo eso lo recuerdo muchísimo. Por ejemplo, en Semana Santa me centro en el discurso de despedida, después de la Última Cena. Todo ese misterio que va anunciando».

InteriorIglesiaLatina24

Puertas cerradas

Pero, antes de llegar a ese momento, hay por delante 40 días de preparación a la vivencia de la Semana Santa. Un tiempo, el cuaresmal, durante el cual «no se reciben visitas, a no ser que sean excepcionales o extraordinarias. Tampoco recibimos llamadas de teléfono: solo las necesarias. Nuestras familias ya lo saben, y por eso nos llaman antes para ver cómo estamos. Aunque siempre tenemos flexibilidad para los casos extraordinarios. Pero esto es algo que nosotras mantenemos».

En cuanto a las prácticas religiosas, la madre María Paz confiesa que «todos los días, excepto los domingos y las solemnidades, empezamos la jornada rezando el vía crucis por los claustros. Todavía hace mucho frío, porque nos levantamos a las seis y media de la mañana. Los viernes cambiamos, y rezamos la oración penitencial después de Nona, a las cuatro de la tarde. Pero lo hacemos de manera muy solemne, cantando en todas las estaciones. Y, después, completamos la tarde con un pequeño retiro, con exposición del Santísimo».

Además, prosigue, «los días de diario vamos del coro al refectorio, que es el comedor, cantando por el claustro. Esto lo hacemos todo el año, pero en este tiempo cantamos el Miserere: "Misericordia Dios mío por tu bondad... ". Y, los viernes, una vez llegadas al refectorio, antes de empezar a comer, rezamos en cruz el Miserere, a su término nos arrodillamos, hacemos la señal de la cruz y nos levantamos».

La lectura es otro de los ingredientes adaptados a este tiempo litúrgico. «Nosotras mantenemos la lectura mientras comemos», señala la abadesa. «Siempre leemos las Sagradas Escrituras, o algún texto del Santo Padre... Cosas que vamos escogiendo. Y, en Cuaresma, los textos se seleccionan mucho más».

DetalleMadreAbadesaLatina24

En cuanto a las penitencias particulares, apunta que «ya no hay ayunos comunitarios, porque pasamos una temporada con muchas hermanas enfermas, y como casi todas somos muy mayores, no se podían hacer. Así que eso se flexibilizó un poco, porque antes todo era más tajante. Pero seguimos ayunando, suprimiendo cosas o eliminando alguna comida, como la merienda. Aunque no es tan riguroso como antes», reconoce, «ya que antiguamente había muchos días de ayuno a lo largo de todo el año».

Y, aunque en el monasterio «los tiempos de oración son los mismos, ya que tenemos la Misa diaria, como durante todo el año, o el Santísimo expuesto desde por la mañana, al término del desayuno», asegura que «lo que más enriquece nuestra vivencia de la Cuaresma es la liturgia. Con toda la historia de la Salvación en el Antiguo Testamento. Y es que hay lecturas que son toda una meditación. Eso enriquece mucho nuestra vida espiritual en este tiempo».

Triduo Pascual

Todo ello para desembocar en la Semana Santa, con unos cultos especiales en la iglesia del convento que están abiertos a todos los fieles. «En la huerta tenemos ramos de olivo, de romero y de laurel. Y los preparamos para que el sacerdote los bendiga en el Domingo de Ramos. En esta jornada hay Misa solemne, aunque no procesión». El Jueves Santo, «a las seis de la tarde, celebramos la Misa vespertina de la Cena del Señor. Y, a su término, se traslada el Santísimo al monumento. Lo preparamos con mucho esmero y cuidado durante los días previos. Y nosotras nos quedamos con el Santísimo, haciendo vela, por turnos, durante toda la noche». «También la iglesia queda abierta al público esa tarde, hasta que se queda vacía de fieles. Y se abre al día siguiente, muy temprano». Para esos menesteres, abrir y cerrar las puertas del templo en esos días santos, cuentan con la ayuda de unas mujeres de la Orden Seglar Franciscana.

La madre abadesa afirma que, el Viernes Santo, son muchas las personas que acuden a hacer una visita al monumento, o a rezar. «Estamos en el centro de la ciudad, y por aquí pasa mucha gente, con devoción». «Luego -continúa-, por la tarde, a las tres y media, tenemos el rezo de la hora Nona. Y, a continuación, un vía crucis muy largo, con meditaciones y cantos penitenciales. Y, a las cinco, los oficios de la Pasión». A su término, el templo se cierra al culto, «hasta la solemne vigilia pascual del Sábado Santo, a las ocho de la tarde».

DetalleLocutorioLatina24

«Nos gusta que el Domingo de Resurrección toda la iglesia esté resplandeciente», declara la madre María Paz con alegría. Algo que pueden comprobar los fieles que acuden a la Misa solemne que tiene lugar en esa mañana en el monasterio. «A su término, ya a puerta cerrada, la comunidad celebra la procesión del encuentro por el claustro. Lo hacemos con la imagen del Cristo resucitado, y la de la Virgen, a la que ponemos un manto negro. Unas hermanas van con la Virgen, y otras con el Cristo, con velas, y cantando el Tedeum, recorriendo el claustro por direcciones distintas. Y, una vez llegadas al mismo punto, la imagen de la Madre se arrodilla ante la del Hijo, y la despojamos del manto, dejando uno blanco. Y se produce el abrazo. Luego, las hermanas vamos al capítulo. Y celebramos la fiesta con toda la alegría».

Oración por la Iglesia

La madre abadesa manifiesta que «todas las oraciones, la penitencia y nuestra vida entera va enfocada a pedir por la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Al que esté en la Iglesia, le va a llegar. Y, al que se aleje de la Iglesia, también le llegará. Nosotras lo aplicamos todo por la conversión de todos los pecadores. A alguno le llegará», sonríe, al tiempo que recuerda que «nosotras también somos miembros de la Iglesia. Y toda nuestra obra repercute en el bien de la Iglesia y de todos sus miembros. Aunque alguien se haya separado de la iglesia, les tiene que llegar forzosamente».

Además, no olvidan su súplica «por el mundo. Y por todos: los pobres, las guerras, los perseguidos, o los conflictos que hay por todo el mundo... Pero, de manera especial, oramos para que los hombres se conviertan a Cristo». Insistiendo en la necesidad de «pedir para que el mundo no se paganice tanto. Y para dar fuerza a la Iglesia».

Toda una preparación y vivencia de los momentos más importantes de la vida de un cristiano realizada por una comunidad de ocho hermanas, dos de ellas con más de 70 años de profesión y la más joven a punto de realizar sus votos perpetuos, que moran en en este monasterio ubicado en el centro de Madrid, que cuenta con más de 500 años a sus espaldas, y una monja, la madre Ana Alberdi, en proceso de beatificación.

DetalleMadreAlberdi24

Arzobispado de Madrid

Sede central
Bailén, 8
Tel.: 91 454 64 00
info@archidiocesis.madrid

Catedral

Bailén, 10
Tel.: 91 542 22 00
informacion@catedraldelaalmudena.es
catedraldelaalmudena.es

 

Medios

Medios de Comunicación Social

 La Pasa, 5, bajo dcha.

Tel.: 91 364 40 50

infomadrid@archimadrid.es

 

Informática

Departamento de Internet

C/ Bailén 8
webmaster@archimadrid.org

Servicio Informático
Recursos parroquiales

SEPA
Utilidad para norma SEPA

 

Search