La parroquia de Nuestra Señora de la Estrella de la localidad de Navalagamella ha recuperado la tradicional fiesta de la Inmaculada Concepción, que no se celebraba desde al menos 50 años. Novena, quema de tomillos y una procesión por las calles del municipio han congregado estos días a cientos de fieles para honrar a la Virgen en una valiosa talla que se conserva en la capilla de la casa parroquial.
Las celebraciones comenzaron con una novena a la Virgen, que culminó el martes 7 de diciembre con la fiesta de la Iluminaria. Los vecinos, congregados en la plaza de España de la localidad, quemaron en una fogata ramos de tomillo en honor a la Virgen. Al término cantaron el pasodoble del pueblo, otro legado cultural que se ha transmitido de generación en generación.
Necesidad de anclar la fe y las tradiciones
Ya el día de la Inmaculada, el 8 de diciembre, hubo una solemne Eucaristía concelebrada por el párroco, Pedro Rodríguez, y el administrador parroquial, Alfonso Rodríguez. Durante la homilía se subrayó la necesidad de anclar la fe y las tradiciones que dejaron las anteriores generaciones y se explicó la importancia del dogma de fe de la inmaculada concepción de la Virgen.
A su término, las mayordomas de la Hermandad de Nuestra Señora de la Estrella, Hijas de María, sacaron en andas a María Inmaculada. Conocida como la Virgen de las Mozas, la imagen volvió a salir a las calles estrenando para la ocasión un mantón de manila azul con flores blancas. Además, se recuperaron las medallas que tradicionalmente lucían las Hijas de María en honor a la Virgen.
Según comentan algunas de las mayordomas que vivieron las últimas expresiones de esta tradición en el año 1972, estas eran las encargadas de transmitir la devoción a la Virgen, además de mantener el templo limpio y cuidado.
