Con un solo aula y toda la ilusión por educar a los niños del barrio de Pacífico inició su andadura, en el curso académico 1952-1953, el colegio Nuestra Señora de la Paz, hoy uno de los cerca de 30 centros educativos diocesanos que hay en Madrid. Este jueves, 11 de mayo, clausuró la celebración de sus 70 años de vida con una visita del arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro.
En un ambiente abiertamente festivo, los alumnos acogieron además una talla de la Virgen encargada con motivo de este aniversario, que fue bendecida por el purpurado y colocada en el claustro del centro. Se trata de una escultura en piedra imitando madera elaborada por las Hermanas de Belén. Una imagen, como afirmó el arzobispo de Madrid durante la bendición, «signo de lo grande y profunda que es la relación de la Virgen con Cristo y con la Iglesia».
Jesús, continuó, que es «un gran amigo para todos nosotros», regaló a su madre, «la mejor discípula», a todos los hombres. Ella dijo «haced lo que Él os diga», y en este punto el cardenal Osoro añadió que así «seremos felices y haremos felices a los demás». También invitó a los niños a que cada vez que pasen por delante de la imagen, le digan algo, «lo que os salga del corazón, un “ayúdame, Madre”, o “te quiero”».
Los alumnos establecieron un intenso diálogo con el arzobispo en el que le preguntaron qué era lo más difícil de su trabajo («ser capaz de querer hacer las cosas como Jesús te pide», contestó); si conocía «personalmente» al Papa Francisco (respuesta afirmativa), y si le gustaba su «trabajo», a lo que seguró que sí, «si no, no hubiera tenido la opción de conoceros a vosotros».
La jornada concluyó con un pequeño concierto de canciones dedicadas a María por parte del coro del colegio y una procesión con la imagen de María hasta su lugar. «En pocas partes del mundo habrá un homenaje a la Virgen en este mes de mayo como este», se entusiasmó el cardenal Osoro.
Un colegio para ayudar al barrio
En aquellos años de mediados del siglo XX, la parroquia Nuestra Señora de la Paz vio la necesidad de ayudar a las familias del barrio en la educación de sus hijos. Así, abrieron ese primer aula en las instalaciones parroquiales. En los 60 se construyó el actual templo, y en los 70 el nuevo edificio del centro, que albergó lo que entonces era parvulitos y EGB.Todo, bajo el paraguas de la parroquia, cuyo lema es En el corazón de Pacífico, el corazón de Pacífico.
Hoy, este colegio «de barrio» como lo define su directora pedagógica, Isabel Hermosell, acoge a 200 alumnos de Infantil y Primaria. Unir el colegio con la parroquia, implicar a las familias, es actualmente el trabajo de un centro en el que, como indicó el arzobispo a los niños, «no solamente aprendéis cosas, aprendéis una manera de ser y de vivir [la de Jesús], y además acompañados de nuestra Madre».
Los actos del aniversario arrancaron el pasado mes de octubre con una convivencia de todo el colegio en Cubas de la Sagra. En enero celebraron el día de la patrona, la Virgen de la Paz (24 de enero) con unos días de juegos, talleres y celebraciones.
El tercer gran acto fue el de este jueves, en el que además participaron la delegada episcopal de Enseñanza, Inmaculada Florido; el vicario de la Vicaría IV (a la que pertenece el centro), Óscar García; el párroco de Nuestra Señora de la Paz y director titular del colegio, Francisco del Pozo; y la coordinadora de Enseñanza de la Vicaría IV, Lucía Ortega, entre otros.
El arzobispo de Madrid quiso agradecer al equipo de profesores su trabajo, que es «duro», dijo, aludiendo a sus años de profesor, pero a la vez «es una profesión maravillosa, ver crecer al ser humano en todas las dimensiones». Por su parte, la directora mencionó el pasaje evangélico del sembrador, que «resume la labor del colegio», y quiso dar las «gracias a Dios por estar recogiendo frutos de tantos sembradores en estos años».
