Hace tiempo, el Papa Francisco recibió en audiencia a un grupo de niños que fue a visitarle al Aula Pablo VI. Durante el encuentro, planteó una cuestión a estos escolares: «Si tienes dos caramelos y se te acerca un amigo, ¿qué haces?». Tras su reacción –la mayoría contestó que le daría un caramelo al amigo y el otro se lo quedaría él–, ilustró estas dos actitudes con el símbolo de la mano: «La mano abierta simboliza la actitud positiva, la cerrada simboliza la negativa».

En el marco de la visita pastoral que está realizando a la parroquia Virgen de los Llanos, el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Jesús Vidal, ha conocido –durante la mañana de este martes, 20 de octubre– el colegio Enriqueta Aymer, donde los niños también son los protagonistas.

«La Iglesia se parece a una pizza»

«La Iglesia se parece a una pizza», ha destacado el prelado a los alumnos de 6º de Primaria, nada más cruzar el umbral del centro educativo, perteneciente a la congregación de Hermanas de los Sagrados Corazones de Madrid.

Acompañado por el párroco de Virgen de los Llanos, Óscar García Aguado, de la directora general del centro, Beatriz Rodríguez, y de las directoras de Primaria y Secundaria, Sonia Sánchez y Conchi Avilés, el obispo auxiliar ha ido recorriendo distintas clases y conversando con los alumnos y profesores. «En la Iglesia, como en las pizzas, hay tres tipos de ingredientes», ha destacado a los de 6º B, que se encontraban en clase de Matemáticas. «Está la primera capa con componentes distintos (jamón, champiñón, piña, cebolla…), que simboliza al Pueblo de Dios; debajo de esos ingredientes, tenemos el tomate y el queso, que representarían a la vida consagrada (los que dentro de la Iglesia viven con mucha fuerza la vida de Jesús); y, finalmente, tenemos la masa, que son los sacerdotes y el obispo (que si los quitamos, todo se deshace)». En ese momento, un atento Diego ha no ha podido contener su curiosidad… «¿Y tú eres la masa?», ha preguntado al prelado. «Así es, la misión del obispo es, como hace la masa en la pizza, sostener la presencia de Cristo en la Iglesia».

Un apóstol amable, cercano y misionero

Los pequeños gestos cambian el mundo. Y el prelado, con una infinidad de detalles, guiños y expresiones, ha mostrado una generosidad que ha quedado grabada en cada una de las miradas que allí le esperaban. «¡Que seáis buenos y queráis mucho a Jesús», ha animado a los pequeños de 2º B, tras una conversación centrada en el lenguaje de ese Jesús «que tanto os quiere a vosotros».

Cada una de las estancias rezumaba un ambiente especial que, en todo momento, recordaba que la educación custodia los cimientos más importantes del ser humano. La educación y la fe, y por eso ha querido visitar, también, el oratorio que, en medio de las aulas, esconde el Misterio mejor guardado del colegio. «Jesús nos trae la presencia de Dios, y nosotros –como apóstoles, testigos y sucesores– mantenemos la presencia de Cristo». Y esa tarea, ha subrayado el prelado a los alumnos de 4º de E.S.O., la llevamos a cabo los obispos hoy.

«Sois el puntal de la sociedad»

Y tras realizar un recorrido por las instalaciones, ha mantenido un encuentro con los profesores, tanto de Primaria como de Secundaria, y con la comunidad religiosa de hermanas que allí presta su vida. «Quiero daros las gracias y deciros que esta visita pastoral está siendo muy especial y está dando su fruto», ha destacado monseñor Vidal. «La idea de la visita es que el obispo se haga presente en las parroquias y, sobre todo, que sea un tiempo de escuchar». En este sentido, ha destacado la labor de una plantilla educativa, que se define por ser «muy joven», y los ha animado a que sigan llevando a cabo su trabajo y «que sigáis llevando adelante, con mucha alegría, el carisma del colegio».

Asimismo, los ha alentado a «llevar a los niños el corazón de Jesús y de María a través de ellos». Porque «tenéis un trabajo importantísimo», así que «muchas gracias porque sois el puntal de la sociedad» y vosotros, los profesores, «sostenéis el futuro con vuestra tarea».

Finalmente, a la luz del Sínodo que acaba de concluir, ha destacado que la Iglesia «es un cuerpo ordenado» en el que «vamos caminando todos juntos, en comunión». Desde ahí «podremos dar un testimonio que sea atractivo para los jóvenes». Por tanto, «tenemos que sentarnos, escucharnos y caminar juntos», porque «ese es el camino que el Papa Francisco quiere para toda la Iglesia: que toda la Iglesia sea un camino de sinodalidad».

Y en su despedida, un abrazo entregado y fraterno: hacia los alumnos –que han visto en sus ojos a un padre que los quiere y los cuida– y hacia los profesores –que han recogido el testigo de su alegría para continuar, con el reflejo de sus generosas manos, cambiando los latidos de este mundo–.