«Descubrid a san Dámaso. Él, como los primeros discípulos de Jesús, nunca se cansó de anunciar y de vivir en misión, en camino. Y él tuvo un aprecio singular por los mártires, por quienes dieron el testimonio más grande». Con esta invitación hecha promesa, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, se ha dirigido a los profesores y alumnos de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, que celebra este miércoles, 11 de diciembre, la festividad de su santo patrono.
La capilla del Seminario Conciliar ha acogido la celebración principal de una fiesta que, año tras año, «nos invita a bendecir al Señor, a estar junto a Él y a no olvidar los beneficios que hace llegar a nuestra vida y a nuestro corazón», tal y como ha destacado el purpurado madrileño y gran canciller de la UESD.
«Jesús busca testigos y no reporteros del Espíritu»
Con la Palabra de Dios en sus manos, el prelado ha animado a los presentes a ser «testigos de vida», de una vida sustentada por un Dios que «no se cansa nunca, no se fatiga». Al contrario: «Él nos da fuerza cuando estamos cansados y, junto a Él, se renuevan nuestras fuerzas». De esta manera, ha descrito a un Dios que «alivia y cura». Al igual que san Dámaso, quien «sigue siendo un santo actual para todos nosotros».
«¿Por qué el Señor no nos dio como testigos siempre a personas irreprochables con un pasado limpio e inmaculado? ¿Por qué?», ha dejado caer, ante el silencio contemplativo de los fieles. «El punto de partida de la vida cristiana no está en ser dignos», y «cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin». Porque «el Señor no hace milagros con quien se cree justo», sino «con quien se siente necesitado».
Él «es presente», hasta el punto de que «juzga el pasado como basura». Y en su misión, «busca testigos y no reporteros del Espíritu o cristianos de fachada».
En este sentido, «nosotros queremos hacer de esta universidad un lugar donde, además de aprender muchas cosas, queremos aprender y decir: “Señor, tú eres mi vida, me has perdonado y quieres que sea tu testigo en medio de este mundo”», ha aseverado el cardenal.
«Dios nos invita a hundir las raíces en san Dámaso»
San Dámaso «nos hace descubrir, en sus caídas, el poder de la misericordia del Señor». En su perdón «encontramos la paz y la alegría, con todo el desastre que podemos hacer en nuestra vida». Jesús «es la persona de la vida, es lo nunca visto, es la novedad del futuro y no un recuerdo del pasado». Por tanto, «un testigo es el que vive una historia de amor con Jesús», y «este es el secreto de la vida, como fue el secreto de san Dámaso».
Finalmente, ha recordado la enseñanza de san Dámaso de contemplar «a este Dios cercano» que reúne e invita a vivir en comunión con Él. «Vayamos a Él, en el cansancio y el agobio». Dios nos invita «a hundir las raíces en san Dámaso y a ser testigos de vida, de perdón y de Jesús», ha concluido.
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