Madrid

Viernes, 06 marzo 2020 14:29

«Lo importante no es besar el pie, sino dar las gracias a Jesús de Medinaceli»

«Lo importante no es besar el pie, sino dar las gracias a Jesús de Medinaceli»

No es la primera vez que Rafael y Tamara visitan a Jesús de Medinaceli pero este año es muy especial. Intuyendo que habría menos gente por las alertas del coronavirus, han acudido con su hija Valeria, de dos meses, para «darle gracias a Jesús por la niña, y pedirle salud para ella». «También que nosotros la podamos cuidar», explica su padre. Para ellos, reconoce Tamara, la bebita –bien protegida en su carrito porque la mañana está destemplada en Madrid– es ya su «regalo» de este año.

Esta familia es una de las que en la mañana de este 6 de marzo han acudido a la basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli a la cita con este Cristo, una talla del siglo XVII que representa a un Jesús Nazareno cautivo en su Pasión, y cuyo besapiés del primer viernes de marzo es una de las tradiciones más arraigadas en Madrid. Este año, sin embargo, el Arzobispado de Madrid pidió en una nota no besar ni tocar la imagen, y la archicofradía que custodia la figura comunicó públicamente que no se iban a permitir estas manifestaciones aunque los actos continuaban según lo previsto.

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Quizás eso ha influido en que la imagen que da el acceso al templo sea muy diferente a la de otros años. Apenas hay gente esperando a entrar, «algo insólito» tal y como reconoce una de las hermanas de la archicofradía que realiza labores de orden. Un devoto a quien el coronavirus no ha disuadido es Isidro, que lleva 15 años asistiendo: «Si no puedes besarle el pie, no pasa nada, le ves y haces la señal de la cruz». Juana, junto a él, fiel a esta cita desde hace más de 30 años, añade: «Esto es una cuestión de fe».

Visita de la reina Sofía

Los fieles va llegando con cuentagotas y, entre estos, Soledad, que nadie diría que tiene 80 años. «Es gracias a este [por Jesús], y también porque me cuido», señala muy sonriente. Es tajante cuando explica por qué ha ido a ver a Jesús: «Yo llevo toda la vida viniendo todos los domingos, no solo el primer viernes de marzo, y si no se puede besar, no pasa nada. En condiciones normales, tampoco me lo como a besos».

La reina Sofía tampoco ha querido faltar a su cita, y ha accedido al templo pasadas las 11:30 horas arropada por el calor de los aplausos de los fieles, para acto seguido permanecer unos minutos frente a Jesús, en actitud recogida. 

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Aunque hay gente que no puede evitar pasar por el manto del Cristo alguna estampa o incluso el móvil –con la consiguiente reprimenda de los miembros de orden–, los fieles han asumido las normas y no han faltado los besos al aire ni las señales de la cruz. Tal y como reconoce Miguel Ángel Izquierdo, vicehermano mayor de la archicofradía, «el miedo ha influido, porque además los devotos suelen ser gente mayor, pero los que tienen devoción van a venir dado que sí se le puede mirar».

Precisamente a esta mirada ha hecho referencia en su homilía el sacerdote que celebraba la Eucaristía en el interior del templo, con la asistencia de centenares de fieles: «No podemos poner los labios en los pies [de Jesús] pero podemos hacer otra práctica muy importante: la mirada».

Así, el celebrante ha animado a recorrer la talla del Cristo, desde los pies hasta los ojos, para fijarse en su mirada, «en su ternura. Jesús se detiene, se fija en el corazón herido». Y ha concluido invitando a «abrir el corazón para acoger la mirada de misericordia de Dios».

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«Mi fe es muy grande»

La fe es la que ha llevado a Toñi, un año más como desde hace 35, a ver a Jesús. A pesar de que hubo un tiempo, hace 20 años, en el que «me enfadé con Él»: «A veces te concede lo que le pides y otras no, y en aquella ocasión no lo hizo, y no le vine a visitar al año siguiente. Pero después retomé, porque mi fe es muy grande. Hoy le lanzo el beso y punto». Eso sí, Toñi ha ganado con respecto a los años anteriores: hoy ha entrado casi sin esperar, «cuando lo normal es que llegue a las 9:00 horas y entre a las 23:00 horas».

Ya saliendo del templo nos encontramos a tres amigas, también devotas desde hace años. Con uno de los refranes más populares, aunque en esta ocasión no se pueda aplicar al cien por cien, Mari Carmen explica cómo ha sido la visita: «Llegar y besar el santo». A diferencia de otros años, hoy se vuelven con tiempo de sobra para comer en casa y con una idea clara que resume Antonia: «Lo importante no es besar el pie. De lo que se trata es de hacer una visita al Padre Jesús, de pedirle cosas y darle gracias».

Los actos en la basílica de Jesús de Medinaceli continuarán durante la tarde, con posibilidad de venerar la figura de Jesús y Misas cada hora hasta las 24:00 horas. La Eucarístía de las 20:00 horas estará presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro.

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