«La Eucaristía, bendito momento en el que nos podemos sentar a descansarnos en el Señor, a dejarnos aminar por Él». El obispo auxiliar monseñor Santos Montoya reconoció el bien de este momento del día durante la Misa retransmitida por YouTube desde la catedral de la Almudena, e incidió en la expresión «nacer de nuevo», que Jesucristo usa en el Evangelio de estos días en su encuentro con Nicodemo.
Monseñor Montoya explicó cómo, en las escenas de la Resurrección, Jesús es reconocido cuando quiere ser reconocido. María Magdalena o los discípulos de Emaús «no lo reconocen cuando ellos quieren, sino cuando el Señor se deja ver». Esto indica que «la fe es, antes que nada, un don, un regalo». Y «nacer de nuevo» es un don, porque «¿cómo voy a poder hacer algo que supera mi capacidad? De ahí que necesitemos el don».
Todo es don: «Asumir el mensaje de Jesús, reconocer su testimonio, reconocerlo en los Sacramentos aun vividos en la distancia, fiándonos de su gracia, de su capacidad de transformarnos también en estas condiciones. Fiándonos en un estilo de vida –continuó el obispo auxiliar–: los mandamientos no van a ser obra de nuestros puños sino obra de la gracia; la oración no va a ser un empeño personal sino la capacidad que se nos da de dirigirnos al Señor. El testimonio de la vida cristiana, la vida cristiana en sí, va a ser un don de los que han nacido del Espíritu».
Este Espíritu es el de «la libertad». El prelado puso de manifiesto que «nos retienen y nos atan muchas cosas». «Nos ata el miedo, a la enfermedad, a la muerte, al qué dirán, a si voy a ser capaz de responder... ¿Hasta qué punto el miedo nos está haciendo esclavos y no nos deja ser libres? ¿Hasta qué punto reconocemos que el Espíritu nos empuja, que nos hace romper las ataduras?», preguntó, y concluyó monseñor Santos Montoya pidiendo «que se nos conceda este Espíritu que nos hace libres, que nos hace como Dios quiere que vivamos, imágenes de su Hijo».