El obispo auxiliar monseñor Santos Montoya fijó la atención, durante la Eucaristía del jueves de la IV semana de Pascua, retransmitida por YouTube desde la catedral de la Almudena, en cómo las lecturas de la Misa en esta semana se hacían eco de aquellas del pasado domingo del Buen Pastor, «que da la vida por sus ovejas», y dicho de una forma complementaria, «las ovejas necesitan recibir la vida del buen pastor». Esta relación entre el pastor y las ovejas, recalcó monseñor Montoya, es la que se da entre Jesucristo y Dios, «el Padre le ha entregado todo al Hijo el Hijo lo ha recibido todo del Padre», y a la vez entre las personas y el Señor.
Ante esto, surgen las preguntas: «¿Estás dispuesto a entregarte? ¿Estamos dispuestos a recibir lo que el Señor quiere entregarnos a cada uno? ¿Cómo vamos a darnos si no estamos dispuestos a recibir primero? La respuesta del cristiano lógicamente ha de ser el sí. Sí, quiero», indicó el prelado. En este sentido, aludiendo al pasaje del Evangelio proclamado en el que Jesús les dice a los discípulos, tras el lavatorio de los pies, «dichosos vosotros si lo ponéis en práctica», el obispo auxiliar concretó: dichosos «si ponemos en práctica la participación en el sacramento [de la Eucaristía, que sigue al lavatorio] y al mismo tiempo la participación en el servicio, en la entrega, en la caridad a los demás». Así, no tiene sentido el «creo pero no practico», que significa «no entender bien o entregarse de modo inadecuado a los demás».
«Practicar el seguimiento al Señor es practicar su seguimiento hacia los demás», y esto, tal y como indicó, también se puede traicionar, como Jesús indica, «no participando o participando inadecuadamente en la Eucaristía, o no participando en la entrega». Esta va a ser siempre la «gran tentación, la separación entre la fe y la vida, entre la sacramentalidad y la entrega de la vida». Por eso, finalizó pidiendo al Señor precisamente que «nos conceda esta gracia de la unidad entre la fe y la vida […], reconociéndolo en su presencia verdadera en el pan, y también fuera, en los demás, sobre todo en los más necesitados».