El obispo auxiliar monseñor Jesús Vidal destacó en su homilía de la V semana de Pascua, retransmitida por YouTube, las tres imágenes que aparecían en el Evangelio del día: el labrador, que es el Padre, la vid, que es Jesucristo, y los sarmientos, «que somos nosotros». El trabajo del labrador es podar, «cortar, dar forma», y el instrumento que utiliza para ello es la Palabra de Jesús. «La creación del Padre no está solo al principio –apuntó el obispo auxiliar–, no es un labrador que sembró y ya se olvida de su trabajo, sino que Dios nos está formando a cada uno de nosotros a través de la Palabra de su Hijo».
La escucha de la Palabra, por tanto, será un referente continuo en el Evangelio, y por eso la misión del sarmiento es permanecer en la vid: «Nosotros somos aquellos que el Padre ha dado al Hijo para que en Él, a través del Espíritu Santo, seamos formados». Monseñor Vidal abundó en esta idea asegurando que «sólo a través del Hijo nos viene el Espíritu Santo que hace que todo lo que hagamos nos conforme con Él […] para que nosotros seamos hijos». Y este, aseguró, es el fruto, «la vida de hijos de Dios que crece en nosotros».
Sobre la palabras de Jesús «sin mí no podéis hacer nada», el prelado reconoció que pueden parecer «fuertes» porque hay mucha gente que no conoce a Jesús o no cree en Él «y puede hacer cosas heroicas», pero siempre en la dimensión humana, y «esto no permanece». «Lo que verdaderamente es valioso es que lo que hagamos por la obra del Espíritu Santo, de la caridad, infunda la vida de Dios en nosotros y en los demás, y para esto necesitamos estar injertados en Cristo», aseguró.
En el día en que María era venerada en la Iglesia bajo la advocación de Nuestra Señora de Fátima –como atestiguaba la imagen colocada junto al altar–, monseñor Vidal la señaló como maestra de sarmientos: «Es la que siempre nos enseña cómo dejarnos podar, dejarnos hacer por el Padre, escuchar la Palabra del Hijo y seguirle». Y concluyó pidiéndole a la Virgen «que nos conceda un corazón como el suyo».