El santo cura de Ars decía, una y otra vez, que el sacerdocio «es el amor del corazón de Jesús». A la luz de esta proposición, el obispo auxiliar de Madrid, Jesús Vidal, presidió el pasado miércoles, 27 de febrero, la presentación de la campaña del Día del Seminario. «Necesitamos sacerdotes», destacó el prelado, nada más comenzar el acto, subrayando la belleza que se esconde detrás de este ministerio. «Sacerdotes que acompañen a las comunidades cristianas», ya que «en muchas parroquias están limitados para atender a los jóvenes y a los niños, simplemente porque no pueden».
Ante un nutrido grupo de seminaristas, el obispo insistió en esa «urgencia» que tiene Madrid y toda España de presbíteros. «Hoy existe esta urgencia», y «es importante que se contagie en nuestros corazones, no para desanimarnos, sino todo lo contrario; hemos de pedirle al Señor que envíe sacerdotes a su mies porque lo necesitamos».
«Es muy bonito presidir funerales de sacerdotes»
Con la mirada puesta en cada uno de los seminaristas presentes, el prelado destacó que todo el pueblo cristiano «se tiene que hacer consciente de su misión», pero «la Iglesia no podría renunciar a la importancia de los sacerdotes». Un recuerdo esencial, pues «es imposible contar la vocación sin la presencia de un sacerdote».
Monseñor Vidal confesó que, para él, «está siendo muy bonito en este año que llevo de obispo el presidir funerales de sacerdotes», porque «uno ve el fruto de una vida, de tanta gente agradecida al Señor por lo que estos sacerdotes han hecho en sus vidas». Y en cada una de sus palabras emocionadas, una enseñanza para grabarla a fuego en el corazón del que desea entregar su vida in aeternum a Dios: «Que el Seminario no sea cosa de unos pocos, sino una misión de todos».
«La relación con Cristo configura la Iglesia»
Tras la presentación inicial, la capilla del Seminario Conciliar acogió una Eucaristía presidida por el prelado. En su homilía, manifestó su alegría «por poder celebrar hoy con vosotros». La relación con Cristo, sostuvo, «configura la Iglesia»; y «esto ilumina el lema de la campaña –El Seminario, misión de todos–, que quiere marcarnos la línea de lo que el Seminario busca», ya que «es la relación a Cristo y su voluntad de instituir el ministerio apostólico lo que hace que el Seminario sea misión de todos».
El Seminario, insistió, «no es cosa de los curas, de los seminaristas, de la familia de los seminaristas o de algunos que trabajan por las vocaciones», sino que «es misión de toda la Iglesia». Y «somos toda la Iglesia la que tenemos que mirar al Seminario como un lugar en el que la Iglesia se renueva».
En este sentido, recordó que «en la Iglesia nacen las vocaciones» y, por lo tanto, «a través de nosotros, de nuestra oración, de nuestra palabra, de nuestra acción y de nuestra vida, el Señor va generando las nuevas vocaciones para el servicio a su Iglesia». Y, por tanto, «toda la Iglesia es misión de todos», porque «forma parte del corazón de la Iglesia que todo lo que hace referencia a Cristo, es nuestro».
«La llamada en mi vida la prendió la JMJ 2011»
Durante la tarde, Miguel Ángel Toledo, seminarista de tercer curso, también ofreció su testimonio. Lo hizo mediante un canto al Dios de la vida y, sobre todo, a una oración que ha sostenido todos y cada uno de los momentos más importantes de su fe. «En mi juventud –dijo– estuve un poco alejado de la Iglesia, aunque prefiero decir que estuve alejado de ciertas prácticas. Soy yo el que se aleja, pues la Iglesia nunca deja solos a sus hijos».
Emocionado y agradecido, Toledo relató cómo cambió su vida gracias al «sí» que un día decidió pronunciar. «De pequeño me preguntaban qué quería ser de mayor, y no sabía qué responder, pero ahora sí lo tengo claro: “Señor, quiero servirte a ti y, si Tú quieres, que sea desde el sacerdocio”». Y en cada una de sus palabras, el recuerdo que lo cambió todo: «La llamada la prendió la JMJ 2011 y, más en concreto, la vigilia presidida por el Papa Benedicto XVI… Aún recuerdo la imagen del Santísimo expuesto, cerca de millón y medio de jóvenes en silencio después de la tormenta que había caído... Aquello lo cambió todo».
Una llama que, «gracias a la oración de muchos», hoy permanece viva en él. Y, con ese mismo espíritu, se lo pidió a todos los presentes: «Si el día de mañana alcanzo a ser sacerdote, rezad para que de verdad sea un sacerdote santo».
El Día del Seminario
El Día del Seminario nació en 1935 con el objetivo de suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas. Se celebra el 19 de marzo, solemnidad de san José, si bien en las comunidades autónomas en las que no es festivo, como Madrid, se traslada al domingo más cercano, en este caso el 17 de marzo.
La Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades es la encargada de editar los materiales preparatorios, que inciden en que la vocación al ministerio sacerdotal es un regalo de Dios a la Iglesia que requiere la participación activa de todos los cristianos como miembros del Cuerpo de Cristo. El ejemplo en el trabajo pastoral cotidiano, el acompañamiento previo al ingreso en el seminario, el papel de la familia y de las parroquias de origen son agentes necesarios para que la llamada de Dios sea escuchada en cualquier momento de la vida.