El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, ha propuesto a un grupo de jóvenes liderar la construcción de un Plan de Esperanza para la etapa posterior al confinamiento por el COVID-19. La idea surgió en una videollamada convocada por la Delegación de Jóvenes, el pasado 30 de abril, con 21 jóvenes, representantes de las ocho vicarías y de asociaciones y movimientos.
En la reunión también participaron el obispo auxiliar monseñor José Cobo; la delegada de Jóvenes, Laura Moreno, y los directores de los secretariados de Infancia y Juventud, Luis Melchor, Vocaciones, Antonio Secilla, y Pastoral Universitaria, Andrés Ramos; además de dos coordinadores de vicaría y las secretarias pastoral y de medios.
«Este tiempo nos pide ser creativos y generosos, misericordiosos y acogedores, valientes, para hacer posible que se mantenga la dignidad de todos», expresó el purpurado tras señalar algunos aspectos de la crisis que se vislumbra a causa de pandemia: gente que se queda sin trabajo, familias que no pueden pagar el alquiler o los servicios, jóvenes que sienten no tener futuro, etc.
También los exhortó a que se ofrezcan en sus parroquias como voluntarios para la próxima etapa de reactivación de la vida, donde habrá mucho que hacer, y colaborar tanto en la recuperación del culto como en las Cáritas parroquiales.
«Con ojos nuevos»
Monseñor Cobo subrayó la importancia de iniciar el proceso aprendiendo a mirar desde la fe lo que estamos viviendo, y Laura Moreno presentó una iniciativa para hacer esa lectura a la realidad «con ojos nuevos» que se está diseñando con la colaboración de profesores del Instituto de Pastoral de Universidad Pontificia de Salamanca.
Por su parte los jóvenes participantes compartieron cómo estaban viviendo la situación de confinamiento personalmente, así como sus familias y parroquias o grupos. Fue, según subrayan, una interesante puesta en común de sentimientos frente a las pérdidas de familiares o de personas conocidas y a la soledad en la que algunos vivieron estas semanas o la relación con sus familias; también sobre los riesgos y beneficios de la comunión digital y la tecnología; sobre una percepción de un despertar de Dios en muchas personas y la gran oportunidad para darlo a conocer.
Hubo coincidencia en la necesidad de repensar muchos aspectos de la vida y en salir de cierto conformismo, así como procurar «que todos nos sintamos escuchados y atendidos». Durante las próximas semanas, los jóvenes, que se mostraron muy ilusionados, se volverán a reunir para organizarse y concretar las acciones.