Ubicada en la conocida como zona de San Juan, en Vicálvaro, la unidad parroquial Santísimo Cristo de la Guía y San Juan de Sahagún (Camino Viejo de Vicálvaro, 18), está atendida por religiosos Hijos de María Inmaculada –pavonianos-.
El párroco, padre Mauricio Rodríguez, explica que «hay muchas personas mayores, jubiladas, que llegaron hace 50 años desde Extremadura o desde Castilla La Mancha. Y, junto a ellos, muchos emigrantes, sobre todo de América Latina». «Estos últimos son los que más han sufrido la crisis, ya que tienen trabajos precarios. Muchos han perdido el empleo, o están a la espera de ver cómo se solucionan las cosas».
En estos momentos, «unas 110 familias reciben ayuda desde la parroquia» frente a las 55 que se atendían antes. «Un total de 1200 personas en los dos últimos meses y medio».
Previa cita, «para evitar grandes colas», acuden al templo a recoger lotes de alimentos. «Hemos tenido que ayudar a unas 15 familias con dinero para pagar el alquiler o gastos como la luz. Pero para la mayoría de la gente se ha encontrado con el problema de que, al quedarse sin trabajo, han perdido los ingresos y necesitan ayuda para comer».
Una ayuda que han podido entregar «gracias a la colaboración del Banco de Alimentos, de los feligreses y de distintas entidades, empresas o grupos que han tenido contacto con la parroquia. Por ejemplo, el martes nos han traído alimentos desde la Cáritas parroquial Castrense de la Guardia Civil. También el capellán del Hospital Beata María Ana. O colegios, como el de la Presentación, que está en el territorio parroquial, o el de Pureza de María». «Otras veces nos llaman desde Cáritas Vicaría para ofrecernos alimentos».
Los repartos se realizan todos los días, de lunes a jueves, a las 17:00 horas. Para evitar las colas, los voluntarios de la Cáritas parroquial se encargan de concertar las citas por teléfono. «Y también ayudan en el reparto de la comida».
Gente muy agradecida
Para el padre Marcelo, en este tiempo «ha habido cosas muy positivas. Muy sencillas. Por ejemplo, hemos llamado a la gente por teléfono. Al principio les llamábamos nosotros, una vez, dos veces. Después, eran ellos los que nos llamaban».
Durante la pandemia, «nos hemos ofrecido para hacer gestiones. Sobre todo a las personas mayores. Por ejemplo, les hemos acompañado al banco. Y hemos visto que son muy agradecidos. Es increíble cómo por muy poco que tú hagas ellos se sienten muy agradecidos. Y lo expresan con mucho cariño».
«También la gente que acude pidiendo ayuda es muy agradecida. Se acercan porque se han encontrado en dificultad. Y te agradecen lo poco que haces por ellos». «Es impresionante ver cómo la gente más sencilla es tan agradecida por lo poco que haces por ellos», concluye.