La parroquia Cristo de la Paz (avda. Portalegre, 8) de Carabanchel, de los padres franciscanos, está ofreciendo ayuda en estos momentos a más de 140 familias de Carabanchel.
Como explica su párroco, fray Manuel Jesús Madueño, «antes se hacía un seguimiento a 40 familias. Pero el número de personas en situación de necesidad se ha disparado desde que comenzó esta pandemia: han llegado más de 100 peticiones nuevas. Pero hay que tener en cuenta que estamos hablando de una zona con mucha inmigración, mucho paro, la mayor parte de la gente vive alquilada… Hay muchas necesidades».
Desde la parroquia, se les ofrece «alimentos, ayuda económica para pagos puntuales de luz o de agua… Pero sobre todo acompañamiento para ver cómo les podemos ayudar, por ejemplo a través de una bolsa de trabajo. Es complicado, pero se intenta».
Los voluntarios de la Cáritas parroquial, «en su mayoría personas mayores en situación de riesgo, han trabajado desde casa. A través del teléfono, se ponen en contacto con las personas que acudían pidiendo ayuda. Después de hacer una valoración de cada caso, nos pasan un informe indicando la ayuda que se les tiene que prestar». «También los frailes de la comunidad estamos colaborando», asegura. «Con un grupo nuevo de personas más jóvenes, se preparan los alimentos y se distribuye la ayuda».
Alimentos
La parroquia cuenta con un convenio con el Banco de Alimentos, por el cual recibe dos cargamentos mensuales: uno de productos no perecederos y otro de frescos (fruta y verdura). «Además, dos veces al año recibimos las ayudas de la Unión Europea, a través de dos organismos diferentes».
Con todo ello, se ha podido «ayudar a las familias con un lote de alimentos cada 15 días. Como tenemos una base de datos, les vamos llamando para que vengan a recogerlos».
Solidaridad
«Desde que comenzó el COVID-19, las familias de la parroquia han colaborado a través de donativos para ayudar a los más necesitados. Además, durante la semana parroquial, que celebramos a finales de mayo, lanzamos una campaña kilo/litro para recaudar leche y aceite».
Pero como toda ayuda es poca, han conseguido que «el Banco de Alimentos nos proporcione un nuevo reparto de productos al mes. Y hemos solicitado una ayuda económica a la Provincia franciscana de la Inmaculada Concepción, a la que pertenecemos», concluye el párroco.