«En circunstancias normales atendíamos a unas 50 familias a la semana. Y durante la pandemia hemos realizado más de 540 intervenciones de alimentos» explica Pedro del Saz, párroco de Santas Justa y Rufina (Santa Aurea, 7).
Ubicada en el barrio del Alto de Extremadura, la parroquia atiende a «una población con un elevado índice de familias españolas de edad avanzada y muchísimos inmigrantes». «Durante el confinamiento, el templo ha abierto sus puertas todos los días para que la gente que pudiera viniera a rezar. Y muchos días, cuando abría por la tarde, me encontraba a 40 personas esperando para recibir un ticket para recoger alimentos. Yo calculo que han llegado unas 100 familias en situación de nueva necesidad durante esta crisis».
El perfil de las personas que han acudido en busca de ayuda son «muchos inmigrantes. Sobre todo familias filipinas, con una media de 5 personas en cada unidad familiar. Y también muchas de América Latina. Al final, también han aparecido familias españolas. Gente que estaba empleada en la hostelería o en el trabajo doméstico, y que se han quedado sin trabajo. Muchas interinas, que no tenían contrato».
Para responder a sus demandas, en colaboración con los Servicios Sociales del distrito de La Latina, «hemos repartido menús diarios. Empezamos dando 73, llegamos a 103, y ahora hemos vuelto a repartir 73, porque algunas familias han encontrado trabajo y nos dicen que ya no vuelven».
«También hemos realizado 10 intervenciones económicas a familias necesitadas, a través de Cáritas Vicaría VI».
Reparto de alimentos
Además, más de 540 familias han recibido desde la parroquia lotes de alimentos mensuales. «Yo me he encargado de la acogida personal durante la pandemia. La gente venía y me explicaba su situación y yo hacía el papeleo. Les daba una cita, para que acudieran a recoger alimentos. Y unos voluntarios de la parroquia preparaban los lotes de comida, en función de los miembros de cada familia, y se los entregaban».
«Dio la casualidad de que justo antes del confinamiento, Cruz Roja nos había traído un cargamento de 13.200 kilos de comida, que hemos ido distribuyendo hasta que se agotaron. Luego me llamaron desde Mercamadrid, y me trajeron 2.200 kilos de alimentos, con los que sigo tirando».
«También hemos recibido una donación de 200 kilos de caballa congelada. Como tenemos un congelador, lo llené, y la hemos repartido». Otras donaciones de productos han sido «yogures, queso fresco de Burgos, o sacos de patatas. Todo lo que me han dado lo he cogido, y luego lo hemos repartido. A veces me traen fruta…».
Aunque reconoce que «ahora se está acabando la despensa. Los feligreses están trayendo alimentos. Por ejemplo, ayer vinieron 5 coches con comida. Y el domingo, otro. Es hermosísimo. Hay personas que vienen y dan un donativo para que compremos comida para los pobres. Aunque sea 20€. Con ese dinero, en función de las necesidades, compramos los productos que se necesiten».
Campaña solidaria
Pedro del Saz confiesa que durante las eucaristías, que se emitían por el canal de YouTube de la parroquia, «aprovechaba las homilías para motivar a la gente, para que colaborara».
Ahora mismo, la parroquia necesita los siguientes productos:
- Arroz
- Pasta
- Harina
- Leche entera
- Legumbres
- Judías verdes en conserva
- Azúcar
- Galletas
- Cola cao
«Son todos alimentos de necesidad imperiosa», concluye.