La diócesis de Madrid ha convocado para el próximo 4 de octubre el Domingo por la Comunión en la Iglesia Diocesana. Impulsado por el cardenal Carlos Osoro, celebrará este año su primera edición con la idea de que se repita todos los primeros domingos de octubre. La jornada, que en esta ocasión llevará por lema Fiel es Dios que os llamó a la comunión, está organizada por la Comisión Diocesana por la Comunión Eclesial –integrada en la Vicaría para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación– y se hace a principios del curso pastoral porque «sin comunión no hay misión».
En colaboración con la Delegación Episcopal de Liturgia se han preparado dos subsidios litúrgicos: uno para los fieles (moniciones, lecturas, colecta y peticiones) y otro para los sacerdotes que incluye pistas para la homilía, las oraciones de colecta, del ofertorio y de después de la comunión, y la plegaria eucarística. Asimismo, se ha elaborado un vídeo de dibujos y, desde la Delegación Episcopal de Catequesis, unas breves catequesis sobre la jornada para niños, jóvenes y adultos. Se mantienen las lecturas del domingo correspondiente.
- Catequesis para niños y preadolescentes
- Catequesis para adolescentes y jóvenes
- Catequesis para adultos
Óbolo de San Pedro
Ese mismo día, que coincide con la fiesta de san Francisco de Asís, se realizará la colecta Óbolo de San Pedro para el Papa, aplazada desde la solemnidad de san Pedro y san Pablo (29 de junio) por el Santo Padre Francisco a causa de la pandemia del coronavirus. La jornada en Madrid será por tanto un gesto de comunión diocesana proyectada a la comunión universal.
La Comisión por la Comunión está formada por personas de diferentes procedencias y sensibilidades que no representan a ninguna institución o grupo, y que trabajan en y para toda la diócesis. Su reto es crear redes para despertar una nueva conciencia del «que todos sean uno» del Evangelio, independientemente de los carismas, ministerios e instituciones eclesiales a las que se pertenezca. Tal y como ha expresado el arzobispo de Madrid, «sin la espiritualidad de la comunión vivida entre todos, con todos, de todos y para todos es imposible hacer creíble el anuncio de Cristo».