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Miércoles, 10 diciembre 2014 05:37

“Todos los hombres necesitamos escuchar esta voz del Señor que nos dice que preparemos el camino”, afirma el Arzobispo de Madrid

El pasado viernes dieron comienzo los encuentros de oración que el Arzobispo de Madrid, Monseñor Carlos Osoro, mantendrá con los jóvenes todos los primeros viernes de mes en la Catedral de la Almudena.

En su homilía, el prelado madrileño dio gracias al Señor porque “sabemos que el camino que nos presentas es bueno para todos los hombres, es justo y entrega justicia. Gracias, Señor, porque me das una capacidad especial para descubrir tu amor y tu misericordia. Adiéstrame en encontrar y vivir siempre desde este camino. Gracias porque junto a ti se ensancha nuestro corazón. Gracias porque a tu lado somos capaces de levantarnos, y de levantar a los demás, de dar la mano a todos”.

“Este, dijo a los jóvenes , es el primer encuentro que de oración que tenemos, en un primer viernes de mes. Os he convocado como Arzobispo de Madrid, y os doy las gracias por haber acudido a esta llamada. Yo quisiera que vieseis en ella la llamada del Señor”. A continuación, les invitó a que, “durante este mes, antes de Navidad, podáis orar y reflexionar, acoger en vuestro corazón” tres ideas al hilo del Evangelio proclamado “La primera de ellas es como un grito que nos da el Señor, que nos dice: preparad el camino. En segundo lugar, el Señor nos dice: id al desierto, aunque sea por unos momentos. Y, en tercer lugar, el Señor viene y está presente aquí para darnos su vida y su amor, su misericordia, su entrega. Sobre estos tres aspectos quisiera deciros esta noche algo que llegase a vuestro corazón y a vuestra vida”.

Para Mons. Osoro, “todos los hombres necesitamos escuchar esta voz del Señor que nos dice que preparemos el camino, que quitemos los obstáculos que impiden la llegada de Dios a nuestra vida, y la llegada del verdadero humanismo al corazón de los hombres. Esta voz que nos invita a hacer un mundo diferente, no con los programas de los hombres, sino con la fuerza y con la gracia de Dios, y por su amor… Es un programa amplio, y con capacidad de dar vida a todos los hombres”. “Lo importante, aseguró, es abrir caminos nuevos, en los que Dios está presente… Es importante preparar el camino del Señor. En ese camino no se descarta a nadie, todos pueden ir por él, y todos pueden reconocer la dignidad misma que Dios les ha dado”, aseguró. Reconoció que “para mucha gente, incluso para muchos jóvenes como vosotros, la vida se ha convertido en un complejo laberinto… Hoy, junto al Señor, en su presencia real, en el misterio de la Eucaristía, nosotros encontramos el camino”. Dios, añadió, nos dice que “vivamos de lo que somos: hijos de Dios, hermanos de las hombres”. Preparemos este camino, insistió.

Además, recordó que “el Señor nos ha dicho que, para prepararlo, hay que ir al desierto. Vamos a ir con el Señor por unos instantes al desierto. Es importante el desierto; es un lugar inhóspito donde no hay falsas seguridades, donde forzosamente nos tenemos que encontrar con lo esencial. El desierto, tal y como aparece en la Biblia, es el lugar del encuentro con Dios. Eso, justamente, es lo que necesitamos nosotros: adentrarnos desde lo esencial, no apoyarnos en cosas que no son esenciales”. En este sentido, exhortó a los jóvenes a no abandonar a Dios “por cosas que ni llenan nuestro corazón, ni el corazón de los demás, cosas que no nos capacitan para dar la mano al otro, sea quien sea. Apoyémonos, yendo al desierto, en este Dios que nos dice que lo esencial para hacer un mundo nuevo, distinto, diferente, en el que nadie sea descartado, en el que todos los hombres puedan tener esperanzas, en el que todos los hombres puedan tener un sitio, un lugar… es Él”.

“Hoy, prosiguió, hacen falta hoy hombres y mujeres que señalen, como Juan, dónde se quita la sed, dónde está lo esencial, lo importante. Y esos podéis ser todos vosotros. Los jóvenes sois especialmente importantes en este desierto en el que muy a menudo viven los hombres, para poder decir dónde está lo esencial, quién es el que no puede faltar en nuestra vida: el que nos ha dicho que Él es el camino, la verdad y la vida, que es Jesucristo”, señaló. “Id por los caminos este mundo, añadió. y señalad. Esta noche, estoy seguro de que alguno de vosotros encontrará junto al Señor el camino por el cual va a ir por este desierto; es decir, la vocación a la que el Señor le llama: el matrimonio, el ministerio sacerdotal, la vida consagrada… Estoy seguro de que si aceptamos el reto que nos hace el Señor -preparad el camino-, entramos en este mundo y vemos que lo esencial es Él, habrá especialmente jóvenes dispuestos a entrar en el desierto y decir: mirad, este es el camino, no hay otro”.

En tercer lugar, recordó, “el Señor viene a darnos su vida y su amor… Él nos sumerge en la profundidad de su amor, de su misericordia, de su paz, de su justicia, de su bondad, del servicio, de considerar que el otro es más importante que yo mismo, de descubrir que cualquier otro tiene más importancia que yo”.

Concluyó invitando a los jóvenes a “pensar esto un momento delante del Señor, en el silencio de nuestro corazón. En este momento que vive nuestro mundo, Dios prepara nuestro camino para entrar en nuestra casa…. Que esta noche podamos abrir el corazón y decirle al Señor: danos tu vida y danos tu amor; con ellos queremos salir a los caminos, y preparar este mundo en tu camino, darlo a conocer, porque tenemos la seguridad de que este camino, que es el tuyo, es el que hace felices a todos los hombres y nos hace vivir como hijos de Dios y como hermanos”.

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