Aitor de la Morena, delegado de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la diócesis de Madrid, recuerda al Papa Francisco como un hombre «muy importante» en su vida, en primer lugar porque «es el de todo mi sacerdocio». «Para mí ha sido un padre, un hermano, un abuelo que me ha enseñado tantísimas cosas».
En cuatro ocasiones ha podido saludar el delegado al Papa Francisco a lo largo de su pontificado, «y siempre me ha dicho alguna cosa que me ha servido muchísimo». Ya solo su mirada, afirma, «que es la mirada de Jesús, te llega, más allá de las palabras, a lo íntimo del corazón». «He leído todo lo que ha escrito», reconoce, y cada encíclica, exhortación apostólica y documento «ha configurado un poco mi ministerio».
En cuanto a su ámbito de trabajo estos últimos años como delegado de Ecumenismo (en la imagen inferior, junto Bessarión, arzobispo metropolitano ortodoxo de España y Portugal), el sacerdote aprecia «tantos gestos, viajes apostólicos que ha hecho junto a líderes de otras iglesias» y cómo «siempre, donde ha ido, ha hecho un encuentro ecuménico e interreligioso».
Entre estos signos, destaca el Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado en Abu Dabi en 2019 junto al gran imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb (en la imagen principal). «Nunca habríamos imaginado que un Papa pudiera firmar un documento solemnemente junto con un imán». De todo lo que ha hecho el Papa Francisco, él se lleva Fratelli tutti, «todos hermanos, que es su legado y así intentaré vivirlo para honrar su memoria, siendo hermano de todos».