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Viernes, 15 marzo 2024 15:28

Cristianos y judíos celebran juntos el Séder: «Que no dejemos de sentir la hermandad»

Cristianos y judíos celebran juntos el Séder: «Que no dejemos de sentir la hermandad»

«Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, que nos santificaste con tus mandamientos y nos ordenaste encender la lámpara el día de fiesta». Es el Séder, la primera noche de Pésaj o Pascua judía. 54 años lleva la parroquia Nuestra Señora de Delicias celebrando la pascua judía en una cuidada y solemne ceremonia que congrega a representantes de la comunidad judía y de otras confesiones cristianas

La celebración la empiezan las mujeres, que encienden las velas, porque son ellas las que transmiten y mantienen la fe e identidad judía. Además de los candiles colocados en las columnas de la sala y las palmatorias de la mesa, encienden cada brazo de la menorah, colocada en el lugar central. Estamos en la cripta de la parroquia, una gran sala con butacas en semicírculo ante un escenario y, en el centro, una mesa alargada preparada para la cena.

Con delicadeza, cuidando cada detalle, el grupo de liturgia de la parroquia ha colocado el mantel, que ha de ser blanco según la tradición judía. Lo bordó una compañera del grupo hace años. Encima, servicio para trece personas, en recuerdo de los doce apóstoles y el mismo Jesús, por aquella última Pascua que celebraron juntos. Al frente, ocupando el lugar del padre de familia en la tradición hebrea, se ha situado el párroco, Juan Francisco Garvía quien, excepto cuando se suprimió por la pandemia, no ha faltado a la cita en sus 18 años en Delicias.

Seder velas

La vajilla, de barro, la adquirieron hace años para la ocasión. Platos, bandejas y vasos. Además, los cuencos para lavarse las manos cada vez que se come algo, siguiendo lo prescrito para esta noche santa en el libro del Éxodo, recordatorio de la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto.

Las mujeres que han encendido la menorah y las velas de la mesa son dos representantes de la embajada de Israel en España y de la comunidad judía en Madrid. Terminada la celebración, comentarán el sentimiento de «agradecimiento y emoción» que tienen y pondrán en valor el «cariño y respeto con que se hace cada año». «Se ve todo lo que tenemos en común».

Seder alimentos

Judíos y cristianos, juntos

Efectivamente, cada año participa un número significativo de judíos, como también de miembros de otras iglesias cristianas. De hecho, en esta última convocatoria, uno de los apóstoles sentados a la mesa es Ramiro Arroyo, pastor luterano de la Communuity Church de Madrid, y entre los asistentes también se encuentra el padre Konstantin Trachuk, de la Iglesia ortodoxa ucraniana. Lleva ya años acudiendo, «es una experiencia muy interesante; conocer al otro, para nosotros los cristianos, es muy importante». Y también, dice, «conocer en la medida de lo posible las costumbres de la sociedad en la que vivió nuestro Salvador».

Acompañándolos, Aitor de la Morena, delegado de Ecumenismo de la diócesis, que leerá el relato del Éxodo. En castellano, porque también se oirá en hebreo, en boca de la representante de la embajada. Precisamente esta lectura es una de las que se proclaman esta noche que más impresiona al delegado, junto al himno del hallel, «la gran alabanza a Dios». Y también otro de los textos del Séder, del Deuteronomio, que se reza todos juntos: «Mi padre fue un arameo errante […]; clamamos al Señor, Dios de nuestro padres, y el Señor escuchó nuestros gritos».

Seder general

Cuando en la parroquia se empezó a celebrar el Séder, cuenta César, uno de los organizadores, se hacía el mismo Jueves Santo, como preludio a la celebración de la Cena del Señor. Se invitaba entonces a «confesiones cristianas, pero con el tiempo decidimos ampliarlo a los hermanos de la comunidad judía, y adelantamos uno o dos jueves para que no coincidiera con su Pascua».

Ante la mesa se coloca la Torá, una auténtica traída de Israel, escrita en hebreo y abierta por el Éxodo. Está encima de un talit —manto que se usa para el rezo— exquisitamente bordado con textos del Antiguo Testamento, regalo de hace años de la comunidad judía de Madrid a la parroquia.

Toda la asamblea sigue la celebración gracias a unos cuadernillos, al igual que se hace en los Séder actualmente. Son las haggadáh de Pésaj, que recogen cada no de los ritos que se van sucediendo en la noche, y que en Delicias se completan también: las cuatro bendiciones de las copas de vino; el consumo de la verdura mojada en agua salada, en recuerdo de las lágrimas que derramaron los israelitas en Egipto por la dureza de su esclavitud; la presentación del pan ácimo; las preguntas rituales —cuatro, sobre lo que se celebra esa noche, hechas por el más pequeño de la casa—; los hallel; los relatos de la esclavitud, las plagas de Egipto y la liberación…

Seder tora

La novedad de Jesucristo

El Séder en Delicias incorpora la novedad de Jesucristo en esta cena pascual: el lavatorio de los pies, que pudo hacer en el momento destinado según la tradición judía para las abluciones; y la institución de la Eucaristía en el momento de la bendición del pan ácimo y del vino. Los comensales y todos los presentes en la cripta son invitados a recordarlo no solo a través de la lectura de los relatos evangélicos, sino también comiendo pan sin fermentar traído del pueblo de uno de los organizadores, y bebiendo una pequeña copita de vino.

Además, se recuerda el mandamiento del amor, del que probablemente habló Jesús en el momento de tertulia tras la cena, así como su legado de paz, «la paz os dejo, mi paz os doy». Todos los presentes en la cripta son invitados a darse la paz mientras los jóvenes del coro de la parroquia, que han acompañado toda la ceremonia, cantan el Shalom haberim y el Havenu Shalom alejem y su correspondiente en castellano, La paz esté con nosotros.

Seder pies

Este, y el lavatorio de los pies, son dos de los momentos que más impresionan a los asistentes. Para Rebeca, una joven que ha hecho de apóstol por primera vez, este último gesto «me ha hecho meterme en la Última Cena y darme cuenta de lo que significa». Para Lucía, joven que ha sido la narradora y que participa por tercera vez, la paz ha sido lo más significativo. Como dijo el párroco al concluir, «que no dejemos de sentir la hermandad, que seamos verdaderos amigos con los que viven otra fe y tienen deseos de paz». Pero además el Séder, y retoma Lucía, «nos sirve, como católicos, para darnos cuenta de dónde venimos».

Seder pan

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