El pasado sábado, 8 de febrero, la Iglesia celebró la Jornada de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas. En el marco de esta jornada, la Comisión Diocesana contra la Trata de Personas de Madrid ha organizado una Vigilia de Oración, que tendrá lugar este miércoles, 12 de febrero, a las 20h, en la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias (calle Rafael de Riego, 11). «Uníos a nosotros para comenzar esta peregrinación hacia la conversión y el compromiso de erradicar la trata de nuestra sociedad», concluye la coordinadora.
En el marco del Año Jubilar, el lema elegido es “Embajadores de la Esperanza: juntos contra la trata de personas”. Como cada año, la fecha coincide con la memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, quien, tras haber sido esclavizada, encontró en Cristo la verdadera libertad y consagró su vida a Él.
Begoña Iñarra, coordinadora de la Comisión contra la Trata de Madrid, destaca que este lema «es una invitación personal de Cristo a cada uno de nosotros para, unidos a otros, ser portadores de esperanza y luchar juntos contra la trata de personas hasta erradicarla». Además, advierte que, ante una realidad tan desgarradora, «no podemos mirar hacia otro lado ni delegar esta misión en otros».
«Trabajar unidos para proteger a los más vulnerables»
En este sentido, Iñarra subraya que «la trata de personas es una herida abierta en nuestra humanidad». Más allá de las cifras, recuerda que «cada víctima tiene un rostro, una historia de sueños rotos y una dignidad arrebatada». Como advirtió el Papa Francisco, «la trata desfigura la humanidad de la víctima, pero también deshumaniza a quienes la perpetran». Y, añade la coordinadora, «también nos deshumaniza a quienes permanecemos indiferentes ante esta terrible realidad». Por ello, insiste en que «la trata es una plaga que debemos erradicar juntos, con compromiso, esperanza y acción».
¿Qué significa ser embajadores de esperanza?
Significa «no solo sensibilizarnos a nosotros mismos, sino también a los demás; orar por las víctimas, pero sobre todo actuar para transformar las estructuras que permiten esta explotación», explica Iñarra. También implica «trabajar unidos para proteger a los más vulnerables: mujeres, niños, migrantes, refugiados, desplazados forzosos...».
«Una realidad que no está lejos de nosotros»
En el Año Jubilar 2025, la Iglesia en España ha elegido la lucha contra la trata de personas como eje central de su compromiso social. «Esto no es casualidad», señala Begoña Iñarra, sino «una respuesta urgente y necesaria a una realidad que no está lejos de nosotros». En este sentido, advierte que «la trata no es algo distante ni ajeno a nuestras vidas. Está aquí, entre nosotros, en nuestras ciudades y comunidades. Permanece oculta, pero es una realidad bien presente».
En esta jornada, Iñarra invita a «abrir los ojos y el corazón, a rezar por quienes sufren esta esclavitud», pero también a «implicarnos activamente en erradicarla». Recuerda que «cada pequeño gesto cuenta: informarnos, compartir información y apoyar iniciativas que trabajan en la prevención, la protección de las víctimas y la persecución de quienes se lucran con esta injusticia». Porque, concluye, «al comprometernos en esta lucha, nos liberamos también nosotros, liberamos a nuestras comunidades del egoísmo y la indiferencia, y avanzamos hacia una humanidad más libre, más justa y más fraterna».
Será un buen momento para reunirnos, concientizarnos sobre la trata, oir testimonios de personas que han salido de esa situación y han rehecho sus vidas gracias al apoyo de personas que les han acompañado y dado formación par reintegrarse en sociedad. OS ESPERAMOS EN LA VIGILIA.
— Begona Inarra (@binapam) January 18, 2025
Vigilia de oración
«Emprendamos juntos este camino de esperanza, esta peregrinación». Así como Jesús, al inicio de su misión, proclamó la liberación de los cautivos, «nosotros también estamos llamados a ser signos de esperanza para quienes sufren esclavitud y explotación». En este sentido, Begoña Iñarra recuerda que «la esperanza no defrauda y el amor en acción es la fuerza más poderosa para transformar nuestro mundo». Por ello, hace un llamamiento: «Unámonos en oración, reflexión y acción, porque esta lucha merece la pena».