La sede del centro de Madrid de Hermandades del Trabajo (HHT) (Raimundo Lulio, 3) ha congregado en la mañana de este sábado 6 de mayo una numerosa presencia de militantes y amigos del movimiento para compartir una jornada festiva. El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, ha estado acompañado por el presidente diocesano de Hermandades del Trabajo, José David Belén; el vicepresidente de la comisión de pastoral de HHT, Fernando García; el vicepresidente del Foro de Laicos, José Alberto Rugeles; y representantes de la Fundación Suma Humanitate y del Arzobispado de Madrid, entre otros.
Los actos han dado comienzo con una solemne Eucaristía en la capilla donde reposan los restos del fundador de HHT, Abundio García Román, y donde se venera una imagen de la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid. En la celebración han concelebrado el director del Secretariado de Pastoral del Trabajo, Juan Carlos Antona, y sacerdotes relacionados con HHT: el consiliario nacional, Francisco del Pozo; el consiliario y viceconsiliario diocesanos, Ramón Llorente y Andrés Arcila; Tomás Priego; y quien fuera el anterior consiliario, Lorenzo de Santos.
En su homilía, el arzobispo ha recordado las palabras del salmo proclamado, «los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios», algo que para Hermandades supone «toda una tarea que el Señor nos invita a seguir realizando». En este sentido, ha exhortado a «hacer una lectura del mundo del trabajo con una hondura y con una densidad absolutamente nueva», desde la mirada de Jesucristo, y dar a conocer «su misericordia y su fidelidad».
Nueva luz al mundo del trabajo
A continuación, su reflexión ha girado en torno a tres ideas: anunciar, conocer y orar.
En primer lugar, ha señalado que hay que anunciar a Jesucristo «a todos los hombres, y en las situaciones reales en las que el ser humano vive». También en el campo del trabajo. Pero, «hay que dar una nueva luz a este mundo del trabajo, donde a veces también se da una explotación, diferente a la que se daba en los años 40», época en la que se fundó el movimiento. Por eso, ha invitado a los presentes a tener capacidad para abrirse «a la acción del Espíritu Santo». «Es necesario repensar, entrando en las raíces mismas de lo que ha sido y es Hermandades en la vida de la Iglesia: una manera de entrar esta salvación y esta buena noticia a este mundo por todos los lugares, y llenos de la alegría del Espíritu Santo».
En segundo lugar, ha resaltado la importancia de conocer a Jesús. «Conocer a Jesús nos da a conocer a Dios, y nos da a conocer lo que Dios quiere de nosotros. Por tanto, no hay anuncio verdadero sin conocimiento de Jesucristo Nuestro Señor. No hay anuncio verdadero sin conocimiento de lo que el Señor quiere en este momento histórico en el que estamos viviendo, o que nos pide a todos nosotros».
Y, en tercer lugar, ha dicho que «Hermandades del Trabajo nace fruto de la profundización en la vida del Evangelio y de lo que significa esa profundización precisamente en este mundo del trabajo. Obrar como Jesús supone haber conocido al Señor, creer de verdad en Jesús, y creer que las obras de Jesús pueden llevarse a cabo también por todos nosotros».
Hablar al mundo del trabajo con credibilidad
Para el arzobispo de Madrid, «el proyecto de Dios sobre el trabajo mantiene su valor inalterable. Baste contemplar a Jesucristo, semejante a nosotros, que dedicó años de su vida al trabajo». Por eso, «necesitamos el trabajo para realizarnos. Para hacer posible el desarrollo de la sociedad, el verdadero bien de la humanidad. Pero siempre sabiendo que el trabajo está en función del hombre y no el hombre en función del trabajo». «Hermandades supo hacerlo ya desde el inicio. Y, en este momento que vivimos, es necesario que volvamos a recuperar las raíces iniciales y fundamentales para poder hablar a este mundo del trabajo con credibilidad por nuestra parte».
Por último, ha manifestado la necesidad de la renovación, «entre otras cosas, porque el mundo en el que estamos ha cambiado». Aunque, «no se trata de cambiar lo fundamental, el origen, sino de atender también a la realidad en la que está viviendo hoy este mundo del trabajo». «Seremos fieles a quienes hicieron posible Hermandades del Trabajo, ha dicho, si somos capaces de ser fieles al momento histórico que está viviendo el trabajo».
Agradecimiento especial
En el momento del ofertorio, miembros del movimiento han presentado, junto con el pan y el vino, un ladrillo como símbolo de las obras realizadas, y los planos de la sede con la nueva distribución de los espacios.
Y, en la monición final, el vicepresidente de asuntos económicos, José Luis Santos, ha manifestado un especial agradecimiento al arzobispo por aceptar el proyecto de renovación que le presentaron, y por animarlos a poner en práctica el actual proyecto pastoral.
Antes de concluir la Misa, se ha rezado un responso ante la tumba donde descansa el fundador de Hermandades, ubicada en un lateral del altar.
Descubrimiento de la placa
La jornada ha continuado a las puertas de entrada de la sede reformada, donde ha tenido lugar la ceremonia de descubrimiento de la placa conmemorativa y la bendición del edificio.
En su breve intervención, el arzobispo ha dirigido unas palabras a los presentes para recordarles que «el mundo del trabajo ha cambiado, pero necesita más aún hoy que nunca la luz del Evangelio. Y este es el compromiso que tiene que tener Hermandades del Trabajo». Y les ha manifestado su gratitud por «mantener este carisma» en unos tiempos que no son fáciles. «Nacisteis para servir desde la Iglesia a este mundo del trabajo. No lo olvidemos, porque olvidar esto es olvidar la esencia de lo que es Hermandades del Trabajo», ha afirmado.
Por último, el arzobispo ha recorrido los espacios reformados, donde le han ido explicando los diferentes proyectos que se realizan en beneficio de los trabajadores, y ha departido con el personal y usuarios.
