El arzobispo de Madrid, monseñor José Cobo, ha participado este sábado, 23 de septiembre, en la vigilia de oración y denuncia Libres de CIE que ha tenido lugar en la madrileña plaza de Aluche.
Organizada en el marco de la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, impulsada por el Papa Francisco y el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral del Vaticano, en ella se han dado cita alrededor de 200 personas con el objetivo de reclamar políticas migratorias que pongan en el centro la dignidad humana y defiendan la acogida, protección, promoción e integración de las personas que se ven forzadas a migrar.
El acto ha comenzado con una bienvenida a cargo de Ana Bosch, abogada de Pueblos Unidos-SJM, una de las entidades sociales de Iglesia organizadoras del evento. A continuación, Javier Baeza, cura de San Carlos Borromeo, se ha encargado de las lecturas, dando paso a monseñor Cobo, quien ha destacado la presencia de Dios entre los descartados de la sociedad. «Cada migración, y cada lágrima, nos descubre un nuevo lugar teológico desde donde tenemos la suerte de acercarnos y estremecernos ante la presencia del Dios que sigue haciéndose último. Dios camina entre los CIE, entre los centros de acogida, entre los pisos de alquiler hacinados, o entre los que viven de las migajas de nuestro mundo; entre quienes han dejado todo para salvar a sus familias y para aventurarse a lo desconocido y peligroso con Dios como único sustento. Despojados del derecho a quedarse y de siquiera una mínima libertad de elección».
A lo largo del acto se han desarrollado una serie de performance teatrales a cargo de un grupo formado por personas migrantes, que han intercalado actuaciones con los diversos bloques. Después de la lectura del Evangelio, a cargo de Rufino García Antón, delegado episcopal de Migraciones y capellán en el CIE, se han escuchado una serie de oraciones, algunas de ellas leídas en árabe, y un texto de denuncia sobre lo que significan estos centros de sufrimiento y hostilidad hacia las personas migrantes. Todo ello, combinado con la animación de una batucada.
En el último bloque del evento, distintas personas han puesto voz a testimonios de personas que han pasado por el CIE. Y los asistentes han podido dejar su mensaje a modo de reflexión en una cartulina. El acto ha concluido con la lectura del manifiesto elaborado para esta ocasión. Un día de reivindicación, de denuncia, de hermanamiento y una voz unánime: cerremos los CIE y seamos una sociedad que promueve la acogida de nuestros hermanos y hermanas migrantes.