El 15 de junio de 1993, el papa san Juan Pablo II consagró la catedral de Santa María la Real de la Almudena. Desde entonces, cada año se celebra de forma especial este aniversario. Con este motivo, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, presidirá una Misa solemne este lunes, 16 de junio, a las 19:00 horas.
«El templo es el lugar de la presencia de Dios», recuerda el delegado de Liturgia de la Archidiócesis de Madrid, Daniel Escobar. Así lo vivían también los israelitas, que tenían una profunda conciencia de que «Dios habitaba en medio de su pueblo» y se manifestaba de un modo particular en el templo. Para los cristianos, esta presencia se actualiza cuando recordamos que: «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (Juan 1, 14). Es decir, Dios ha puesto su morada entre nosotros. Y no solo eso: «nosotros mismos somos templo de Dios, piedras vivas, morada del Espíritu Santo». Todas estas dimensiones están presentes en las oraciones propias de la Misa del aniversario de la dedicación.
Por eso, al celebrar este aniversario, «recordamos que Dios cuida siempre de su pueblo santo» y que, en este templo, «escucha de manera especial su oración». En cada Eucaristía, «ofrecemos a Dios el sacrificio de Jesucristo, al cual también nos unimos con el sacrificio de nuestra propia vida».
En este sentido, Daniel Escobar subraya que esta conmemoración «no es solo un recuerdo del pasado, ni únicamente de la visita del papa san Juan Pablo II o de aquella solemne dedicación», sino que «es actualizar lo que Dios sigue haciendo con nosotros hoy»: nos cuida, habita en nosotros y nos hace capaces de ser templo de su Espíritu.
Historia de la catedral de la Almudena
La catedral de Santa María la Real de la Almudena comenzó a gestarse el 22 de diciembre de 1868, cuando la Congregación de Esclavos de la Virgen de la Almudena pidió al arzobispo de Toledo permiso para construir un nuevo templo en honor a la Virgen, ya que el anterior había sido derribado durante la revolución de ese mismo año. Para ello, la Congregación recurrió a la Casa Real, que cedió parte de los terrenos frente al Palacio Real.
Tras la repentina muerte de la reina María de las Mercedes, el rey Alfonso XII impulsó con urgencia la construcción, que sería no solo parroquia, sino también panteón real. El arquitecto Francisco de Cubas fue el encargado del proyecto, y el 4 de abril de 1883 el propio rey colocó la primera piedra. En 1885, con la creación de la diócesis de Madrid por el papa León XIII, la iglesia pasó a ser catedral, y el proyecto inicial fue ampliado para reflejar su nueva dignidad.
La construcción avanzó con lentitud y sufrió interrupciones, especialmente durante la Guerra Civil. A lo largo del siglo XX, distintos arquitectos continuaron la obra. En 1944, un concurso promovido por el marqués de Lozoya dio un nuevo impulso al proyecto, que quedó en manos de Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro. Su principal modificación fue adaptar la altura del edificio al entorno del Palacio Real.
Las obras se reanudaron en 1950, aunque no fue hasta 1984, bajo el impulso del cardenal Ángel Suquía y con el apoyo de diversas instituciones madrileñas, cuando se retomó con fuerza la finalización de la catedral. Entre 1984 y 1993 se completaron elementos esenciales: el pavimento de mármol, el presbiterio según los criterios litúrgicos del Vaticano II, el altar de la Virgen y otras mejoras como calefacción, iluminación y megafonía.
Finalmente, el 15 de junio de 1993, el papa san Juan Pablo II consagró solemnemente la catedral, culminando así un proyecto iniciado 110 años antes.
Arquitectura y arte
La catedral presenta planta de cruz latina, con una nave central, dos laterales y un crucero de tres naves, rematado por la capilla de la Virgen. El suelo combina mármol verde serpentina de Granada y travertino amarillo, también usado en el altar. A su derecha se encuentra la cátedra episcopal, de nogal tallado en estilo neogótico, obra de Ramón Fonollosa (1885).
Detrás del altar mayor destaca un Cristo Crucificado de Juan de Mesa, procedente de la colegiata de San Isidro, junto con la sillería coral. El presbiterio, diseñado por Kiko Argüello, muestra los siete misterios de la salvación y está presidido por Cristo Pantocrátor. Este conjunto forma la llamada "corona mistérica", enmarcada por ocho vidrieras del mismo autor.
En la girola, la capilla central está dedicada a san Isidro Labrador y a su esposa, santa María de la Cabeza, cuyas imágenes barrocas flanquean el antiguo arca funeraria del santo. También se encuentran un retablo de Domingo Becerril sobre san Pedro y la "estela de la Almudena", obra del orfebre Manuel Carrera (2011).
Un valioso Vía Crucis de catorce estaciones, de estilo flamenco neogótico, óleo sobre cobre, y vidrieras dedicadas a advocaciones marianas y santos madrileños completan la riqueza artística del templo.
En el exterior, la fachada principal está coronada por una espadaña con esculturas de san Isidro, santa María de la Cabeza, san Fernando, santa Teresa de Jesús y la Virgen de la Almudena, todas ellas obras de Ramón Chaparro. Los escudos en la base representan a la Casa Real y al pontificado. Las puertas y esculturas de la cúpula son obra de Luis Sanguino.
La cripta y el museo
Bajo la catedral se encuentra la cripta, diseñada por Francisco de Cubas. Construida íntegramente en piedra, cuenta con 558 columnas de capiteles esculpidos, 50 de ellas monolíticas. En ella descansan los restos de arquitectos como el propio marqués de Cubas y Fernando Chueca Goitia. El altar mayor está presidido por una imagen de la Virgen de la Almudena de 1948.
Allí también se conserva la imagen más antigua de María en Madrid: la Virgen de la Flor de Lis, una pintura mural del siglo XII-XIII descubierta en 1623. Representa a la Virgen como trono del Salvador y con una cruz de Calatrava a sus pies, símbolo de la reconquista de la ciudad.
En 2007 se inauguró el Museo Catedral, que conserva piezas litúrgicas, artísticas e históricas procedentes del Cabildo y de diversas congregaciones madrileñas.