El obispo auxiliar de Madrid Juan Antonio Martínez Camino, SJ, presidirá el domingo 17 de noviembre una Eucaristía en el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Siniestros de Tráfico. Organizada por el Secretariado de Pastoral del Tráfico de la diócesis de Madrid, será en la basílica parroquia Concepción de Nuestra Señora (Goya, 26), a las 13:00 horas.
Desde la Vicaría de Pastoral Social e Innovación se recuerda en un documento publicado con motivo de esta jornada que los accidentes de tráfico provocan la muerte de 1,3 millones de personas en el mundo y daños o incapacidad a otros 50 millones. Además, son una de las principales causas de muerte (solo superado por el suicidio) entre jóvenes de 15 a 29 años.
Desde 2005, a instancias de la Asamblea General de Naciones Unidas, se celebra el tercer domingo de noviembre un día mundial en el que se recuerda a todas las víctimas de las carreteras. El día se creó con el objetivo de reconocer a los fallecidos y heridos y la difícil situación de los familiares que se enfrentan a las consecuencias emocionales y prácticas de estos sucesos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el grupo de colaboración de Naciones Unidas para la seguridad vial alientan a celebrar este día para atraer la atención pública hacia los siniestros de tráfico, sus consecuencias y sus costes, así como las medidas que se pueden adoptar para prevenirlos.
«Nosotros, como Iglesia del Señor, el mejor modo que tenemos para recordar a estos hermanos nuestros fallecidos trágicamente en un siniestro de tráfico —afirman desde la pastoral— es la celebración de la santa Misa». Y continúa el texto: «La experiencia del sufrimiento nos humaniza. Todos somos iguales ante el dolor, y todos podemos sentirnos acogidos y abrazados por la ternura y el amor de nuestro Padre Dios y de los hermanos».
Promover la cultura del cuidado
El Papa Francisco ha valorado la promoción de la «cultura del cuidado» de la pastoral de la Carretera Española, a la vez que «comparte con nosotros la lucha contra los siniestros de tráfico y sus graves consecuencias», que el año pasado dejaron en nuestro país 1.806 muertos.
«No podemos, ni queremos tampoco, convertir en número estadístico tanto sufrimiento como hay detrás de cada fallecido, a los que hay que añadir los miles de heridos que un accidente de tráfico les ha cambiado la vida a ellos y, con frecuencia, a toda la familia».
También desde la DGT, sostiene la pastoral, «agradecen nuestra colaboración y contribución para lograr cero víctimas en 2050, desde el plano moral y ético de la Iglesia en la movilidad segura, a la vez que recuerdan que hemos ayudado a “humanizar el tráfico”».
El documento de la pastoral social concluye aludiendo a cómo Jesús «se acerca a cada uno de nosotros también para recordarnos que en nuestros desplazamientos Él es Camino, Verdad y Vida».