"Hoy no venimos a lamentar la muerte, sino a celebrar la Vida", así lo ha expresado el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, que ha acompañado a multitud de fieles en el Cementerio Sur en el Día de Todos los Santos. Durante su homilía, el cardenal ha transmitido un mensaje de esperanza y de invitación a la santidad, recordando que la verdadera celebración de este día no es la muerte, sino la Vida, una vida transformada por el amor y la fe.
Ante los asistentes, ha resaltado que esta festividad es un llamado a ser bienaventurados aquí y ahora, en medio de los desafíos y las heridas cotidianas. "Morir solo es morir, es un paso más, un abrazo a la vida que Dios ofrece", ha enfatizado.
El arzobispo de Madrid ha subrayado la importancia de recordar a los seres queridos y a todos aquellos que han marcado nuestras vidas. Estos días, según ha explicado, son momentos de memoria y de gratitud, en los que se deben recordar tanto a quienes vivieron la bienaventuranza como a aquellos olvidados, "los odiados, los masacrados, los muertos en tantas guerras, los ahogados en el mar que nadie reclama". Este recordatorio es, según Cobo, una forma de convertir la melancolía en agradecimiento y solidaridad con aquellos que ya no están.
Sus palabras han sido una invitación avalorar la vida desde la santidad cotidiana, "no una santidad de gestos heroicos, sino de actos de amor sencillos, como amarse unos a otros como Cristo nos amó". La santidad, ha proseguido, no es un privilegio reservado a unos pocos, sino una vocación para todos, un camino de fe que cada uno debe construir desde su fragilidad y con el apoyo de Dios.
"Somos un pueblo de santos", ha recalcado el cardenal Cobo, recordando que la Iglesia está compuesta por personas sencillas, que con su bondad reflejan a Dios en lo cotidiano. "Los santos nos enseñan que todos podemos ser dichosos, porque Dios llena aquello que otros arrebatan y completa lo que falta". Por ello, ha mencionado a los padres, madres, estudiantes, amigos, jubilados, viudos, religiosos y sacerdotes, a todos aquellos que en su día a día iluminan el mundo con su testimonio de fe y entrega.
Por último, ha animado a los presentes a valorar el bautismo como un pozo de fuerza y esperanza, y a encontrar en él la clave para una vida en plenitud. "La santidad es accesible", ha dicho, "y estamos rodeados de santos que nos inspiran a caminar hacia la vida eterna".