El Colegio Mayor Mendel acogió este miércoles, 31 de mayo, el tradicional encuentro de fin de curso de profesores, personal de administración y servicios (PAS), capellanes y miembros de universidades madrileñas con el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro. Un acto «muy agradable» que este año estrenaba formato, tal y como explica Andrés Ramos, director del Secretariado de Pastoral Universitaria.
Comenzó con una Misa en la capilla, en la que el purpurado invitó a los presentes «a vivir, a caminar y a dar testimonio de Jesucristo» en sus ambientes, en concreto en la universidad. Les pidió también que fueran «constructores de la fraternidad, de una cultura diferente, de la cultura de la paz que nace de Jesucristo».
A la celebración le siguió un acto eminentemente testimonial que fue conducido por Isidro Catela, periodista, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria y colaborador de, entre otros, Alfa y Omega. «Había un hilo conductor –explica Catela– en torno a la idea genuina de universidad, que es la medieval que nace en el seno de la Iglesia». Y desde ahí se abordaron los cinco pilares que dotan de sentido a la universidad: ayuntamiento entendido como unión de personas, búsqueda de la verdad, síntesis de saberes, comunidad y misión.
Intervinieron, entre otros, uno de los capellanes, una empleada del PAS y una alumna china que se ha bautizado recientemente. También hubo momentos para la poesía a cargo de Jorge García Sanmartín, alumno de Industriales, y para la música, con María Díaz Leante, ganadora del concurso Madrid Live Talent.
Vivir la fe en comunidad
Como aseguró Catela en su intervención, «todo buen encuentro pide un reencuentro». Era la primera vez tras la pandemia en la que pudieron disfrutar no solo de verse, sino también de un ágape al terminar, retomando lo acostumbrado. El año anterior, las restricciones impidieron el aperitivo, y en 2020 fue todo virtual, aunque entonces, señala Ramos, fue «especialmente bonito». Después de un curso complicadísimo, el cardenal les demostró toda su preocupación y acogida con una pregunta sencilla pero intensa: «¿Cómo estáis?».
Al de este año 2022 acudió personal de las universidades públicas y privadas de Madrid, de colegios mayores, centros universitarios… «Nos reencontramos con mucha gente de diferentes realidades eclesiales –destaca Isidro Catela–, pero todos con un vínculo común, que es la universidad». Y esto, asegura, sirve de refuerzo, si cabe más importante en el ámbito universitario. Primero, porque aunque en su caso, su universidad es abiertamente cristiana, «no somos ajenos a la realidad del mundo». Y en segundo lugar, «porque no se puede vivir la fe sin comunidad».
El periodista reconoce además que salió habiendo conocido a gente nueva, «con muchos contactos y muchas sinergias: siempre es ocasión para que el Espíritu sople fuerte y estás más receptivo». De las palabras del cardenal, subraya su «llamada a vivir en verdad, y esto supone testimoniar, dar testimonio de lo que se vive». Y también esa invitación a lo que en su universidad llaman razón abierta, «ensanchar horizontes para llegar al que no necesariamente piensa como uno».