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Sábado, 12 diciembre 2020 09:00

La declaración del dogma de la Inmaculada Concepción

La declaración del dogma de la Inmaculada Concepción

La defensa de la Inmaculada Concepción de la Virgen María ha sido una constante a lo largo de la historia de nuestro país. Un clamor que existía en la cristiandad desde antiguo, y en el que la monarquía hispánica jugó un papel principal como gran defensora del misterio inmaculista hasta el punto de que, en varias ocasiones, los monarcas trataron de que dicho misterio se elevara a dogma de fe.

Carlos III, además de ser conocido como el mejor alcalde de Madrid, fue el gran monarca inmaculista, destacando por su profunda devoción y defensa de la pureza de la Virgen María. A petición de las Cortes Generales españolas, el rey requirió a la Santa Sede que la Inmaculada Concepción de María fuera proclamada patrona universal de España y demás reinos de la monarquía (los de Hispanoamérica y Filipinas). Esta solicitud fue refrendada por el Papa Clemente XIII, en la bula Quantum ornamenti, del 25 de diciembre de 1760. Y días después, el 16 de enero de 1761, el rey firmó un decreto-ley titulado Universal Patronato de Nuestra Señora en la Inmaculada Concepción en todos los Reinos de España e Indias, por el que proclamaba patrona de todos sus reinos «a esta Señora en el misterio de su Inmaculada Concepción».

Carlos III también instituyó una nueva orden, que llevaría su nombre, bajo el patrocinio de Santa María en su misterio de la Inmaculada Concepción. La orden fue instituida por real-decreto del 24 de octubre de 1771, en acción de gracias por el nacimiento de su nieto, el infante don Carlos Clemente. Los caballeros tenían como deberes espirituales, comulgar una vez al año, en la víspera o día de la Inmaculada y a rezar las oraciones marianas cada día. Asimismo, irían ataviados con un manto de seda azul celeste, con bordado en hilo de plata.

En las páginas del Diario curioso, erudito, económico y comercial, del viernes 8 de diciembre de 1786 podemos leer cómo Carlos III junto al resto de miembros de la familia real celebraron la fiesta de la Virgen María en el Soberano Misterio de su Inmaculada Concepción: «Hoy es el día consagrado a María Santísima Señora nuestra, en el Soberano Misterio de su Inmaculada Concepción, bajo cuya advocación es Protectora, Defensora y Amparo de todos los Reynos de España y sus moradores, con cuyo motivo el Rey nuestro Sr. (que Dios guarde) rinde a esta Soberana Señora sagrados cultos en su Real Capilla pública, asistiendo personalmente con toda la demás Familia Real, la Grandeza de España y Caballeros de la Real y Distinguida Orden de Carlos III».

En el resto de parroquias de la Corte, a ejemplo de la función real, se oficiaron diversos cultos «a la Sra. en su Purísimo Misterio»: «El Rey Ntro. Sr. (que Dios guarde) su Real Familia, y los Consejos y Tribunales de esta Corte consagran a la Soberana Sra. un solemne novenario en la iglesia de S. Francisco el Grande, en cuyos nueve días predicarán varios oradores sagrados». En la parroquia de Santa María, «la Real Coronada Villa de Madrid, refundida en su Noble Ayuntamiento, celebra fiesta al Soberano Misterio en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Almudena, con misa, sermón y procesión general».

Después de un largo proceso, el Papa Pío IX designaría, el 8 de diciembre de 1854 el misterio de la Inmaculada Concepción de María como dogma de fe de la Iglesia católica. En él se afirmaba lo que desde hacía muchos años ya se defendía en España y en toda la cristiandad: «El inefable Dios eligió y señaló desde el principio, antes de los tiempos, una Madre para que su unigénito Hijo se encarnara y naciese de Ella en la dichosa plenitud de los tiempos. […] Y así Ella, absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado, toda hermosa y perfecta, posee una tal plenitud de inocencia y de santidad, que no es posible concebir una mayor después de Dios, y nadie puede imaginar fuera de Dios» (bula Ineffabilis Deus, 8-12-1854).

En el periódico madrileño La Nación (16-12-1854) se recogía la noticia de la Misa de acción de gracias celebrada por la proclamación del dogma: «Hoy habrá solemne función en la parroquia de Santa María: será costeada por la sacramental, en acción de gracias al Ser Supremo, por la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción, y por haber terminado la epidemia, habrá Te Deum». La reseña concluía informando que para esta ocasión, «la imagen de Nuestra Señora de la Almudena estrenará un magnífico vestido, regalo de una señora de la grandeza». Pues recordamos, que, a lo largo de los siglos, la patrona de Madrid fue adornada para la fiesta de la Inmaculada con vestidos de colores azul y blanco.

Ya en el reinado de Isabel II, la reina y la familia real asistieron, el 22 de abril de 1855, a una celebración de acción de gracias por la proclamación del dogma, en la parroquia de Santa María de la Almudena (La Época, 21/4/1855):

La Reina, Nuestra Señora, S.M. el rey, S.A.R. la princesa de Asturias, el serenísimo señor infante Don Francisco de Paula, y varias personas distinguidas, feligreses y devotos de la Santísima Virgen de la Almudena, patrona de Madrid, consagran una solemne función en su iglesia parroquial, mañana domingo 22 con motivo de la declaración dogmática del sagrado misterio de la Purísima Concepción.

A las 8 de la mañana, habrá misa cantada para esponer a su D.M., que quedará de manifiesto todo el día.

A las 10, se cantarán Prima y Tercia del oficio de Nuestra Señora, después de la función, Sesta y Nona del mismo oficio.

A las 11, será la misa mayor, en la que predicará el capellán de honor don Pedro Arenas, secretario de la Real Capilla, y predicador de S. M. Concluida la misa se cantará el Tedeum en acción de gracias por el sagrado objeto que motiva esta función.

A las 5 de la tarde se hará el ejercicio de Nuestra Señora, dedicado al misterio de la Inmaculada Concepción, dirigido por don Manuel María Ochagavía, predicador de S.M. Se cantarán varias letrillas a la Virgen, y la Salve, y se terminará con una solemne reserva.

Hoy, sábado, al anochecer se cantará a toda orquesta la letanía y salve a Nuestra Señora.

S.M. la Reina, con el deseo de que esta función se celebre con toda solemnidad, se ha dignado mandar que asista a ella su Real Capilla de música.

Por último, quisiéramos traer a la memoria que cuando el Papa Pablo VI declaró a la Virgen de la Almudena, patrona de la archidiócesis de Madrid en 1977, lo hizo in modum: «Beatam Mariam Virginem Inmaculatam sub titulo De la Almudena».

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