En el marco del Año Santo, este domingo, 25 de abril, la catedral de la Almudena acogió la Misa Jubilar para la comunidad china en Madrid. La celebración la presidió el obispo auxiliar de Madrid, Vicente Martín, que ha comenzado su homilía saludando al director del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, Fernando Redondo Pavón y a la comunidad católica China en España, recordando que «la Iglesia de Madrid celebra con vosotros este día jubilar y da gracias a Dios por vuestra presencia».
Haciendo alusión al Evangelio del día, el prelado ha recordando que Jesús se está despidiendo de sus discípulos, los ve tristes y acobardados, ¿qué sucederá cuando falte?, ¿a quién acudirán? Por ello «les infunde ánimo y les insiste en que estará siempre con ellos».
En esta tarde, Jesús también transmite sus últimos deseos. El primero «es que no se olvide su mensaje, la Buena Noticia de Dios para no perder la alegría del Evangelio». En este sentido ha afirmado que «si le aman realmente, lo primero que han de cuidar es la Palabra de Dios». «No podemos caminar por la vida de fe si no es con el GPS de la Palabra de Dios». Por ello, «hoy nos preguntamos qué hacemos con el Evangelio de Jesús, ¿lo guardamos fielmente o lo manejamos según nuestros intereses?; ¿lo acogemos en nuestro corazón o lo vamos olvidando?; ¿lo presentamos con autenticidad o lo convertimos en puras doctrinas?», ha destacado Vicente Martín.
El segundo deseo va unido al anuncio de que el Padre enviará al Espíritu Santo. «Jesús no quiere dejarles solos, les promete el espíritu defensor». El espíritu les ayudará a profundizar cada vez más su Buena Noticia. «Los educará en el estilo de vida de Jesús, en la cercanía, la compasión y la ternura para anunciar el Evangelio a todos, especialmente a los más pobres». «También hemos de preguntarnos, si los cristianos hoy nos dejamos guiar por el Espíritu Santo».
El tercer deseo, ha señalado el obispo auxiliar, «es el don de la paz». La paz de Jesús es fruto de su unión con el Padre. Nacerá en el corazón de los discípulos si acogen el espíritu. «¿Por qué es tan difícil la paz? ¿Por qué fracasa una y otra vez el diálogo? ¿Por qué tanto enfrentamiento y agresión mutua? ¿Por qué se ponen tantos obstáculos a la paz?».
Durante la homilía también ha recordado el primer saludo del Papa León XIV, «paz a vosotros». «Una paz que es don del Resucitado y que se conquista con el perdón. Una paz que se convierte en testimonio evangélico. Una paz desarmada y desarmante».
Además, el prelado afirma que «la paz de Cristo se trabaja, se cuida y se conquista con el diálogo». «Nos falta paz porque nos faltan hombres y mujeres de paz —ha señalado—, Jesús nos dice hoy que no tiemble nuestro corazón ni se acobarde». Asimismo, ha explicado que «mucha gente tiene hambre de Jesús y de su paz». Por ello, «estamos llamados a ser Iglesia en salida caminando juntos para anunciar el Evangelio del amor y de la paz».
Por último, Vicente Martín ha destacado las palabras del Santo Padre: «Dios nos quiere y nos ama a todos. El mal no prevalecerá». En este sentido, «estamos todos en las manos de Dios sin miedo y unidos. Somos discípulos de Cristo y el mundo necesita su luz».
