El Papa Francisco comienza su vídeo del mes de junio con un expresivo lamento: «La tortura. ¡Dios mío, la tortura!». «¿Cómo es posible que la capacidad humana para la crueldad sea tan grande?», continúa.
Alude en el mensaje a las diferentes formas de tortura a las que se recurre a día hoy, algunas muy violentas y otras, afirma, más sofisticadas, como «el trato degradante» o «la anulación de los sentidos».
Tras afirmar que «esto no es una novedad», el propio Jesús «fue torturado y crucificado», el Sucesor de Pedro insiste: «Paremos este horror de la tortura». Para eso es «imprescindible poner la dignidad de la persona por encima de todo», de modo que las personas no sean «cosas» a maltratar, concluye.