Se podría decir que El Espinar (Segovia) es en buena medida lo que es por la llegada, en los años 50, de Hermandades del Trabajo. Fue en aquel tiempo cuando el fundador, el sacerdote Abundio García Román, adquirió un terreno, gracias a uno de sus colaboradores, y construyó una casa, Casa Madre, como centro de formación y de ejercicios espirituales para los trabajadores.
Con el tiempo se adquieron más terrenos y dos casas más, Casa Betania y Casa Nazareth, a disposición también para otras realidades. Por ejemplo, durante muchos años se hicieron allí Cursillos de Cristiandad, cuenta Marisa Martínez, secretaria y miembro del patronato de la Fundación Abundio García Román. «Pasaban por ahí miles de personas todos los meses». Los veranos eran también lugar de formación «a otro ritmo», vacaciones y descanso. De ahí que la secretaria afirme que «Hermandades del Trabajo promovió y facilitó el desarrollo económico de la localidad».
Don Abundio «pasó muchísimo tiempo en El Espinar», cuenta Martínez, donde dejó su impronta. Por eso, hace años iniciaron los trámites, con la colaboración de Hermandades del Trabajo (España y América) para que el Ayuntamiento del municipio lo nombrara Hijo Predilecto. Hubo también dos millares de adhesiones por parte del pueblo, entre ellas integrantes de todas las cofradías de Semana Santa y particulares que conocieron personalmente al sacerdote.

Reconocimiento unánime a don Abundio
La iniciativa fue «muy bien acogida» por el Ayuntamiento, y muestra de ello es que resultó aprobada por unanimidad en el pleno de este miércoles, 5 de noviembre, «en atención —se leyó en el consistorio— a su aportación en beneficio de este municipio y su población». Todos los grupos políticos votaron a favor: 13 de 13 miembros que conforman la corporación municipal.
En el turno de intervenciones tras la votación quedó patente el cariño y el reconocimiento a una figura que tanto hizo por el pueblo. Jacobo Peña, portavoz del grupo municipal Izquierda Unida, valoró cómo en su vida «quiso resolver las necesidades de las familias trabajadoras, la formación de estas personas y la defensa de sus derechos».

Cipriano Dorrego, del grupo municipal socialista, esbozó el perfil de un hombre que trabajó «desde su fe cristiana y la justicia social» y al que «debemos valorar su méritos personales y la relación que ha tenido con El Espinar», desde «el fomento del turismo de gentes humildes».
«Yo tuve la suerte de conocerlo: era un hombre reflexivo, culto, recto, muy sencillo y abierto al diálogo y el entendimiento», recordó. Contó que organizaba competiciones deportivas y colaboraba con los quintos y con la antigua Asociación de Jóvenes de El Espinar, «cediéndonos gratuitamente un local de la residencia Nazaret para actos culturales». Hoy esta residencia es centro de refugiados de la ONG CESAL. Asimismo, don Abundio, como asesor de Acción Católica y junto a otras entidades de la época, formaron la Asociación de El Pino, «a la postre la primera agrupación socialista de El Espinar».

La vista puesta en la canonización
Por su parte, Esther Barreno, del grupo Partido Popular, afirmó que «don Abundio dejó en El Espinar una huella profunda fruto de una vida dedicada al servicio, la fe y el trabajo». Las residencias Nazaret o Betania «crearon empleo directo e indirecto en nuestras familias del municipio», y «a través de las Hermandades del Trabajo consiguió unir valores cristianos con desarrollo social y económico». De hecho, «El Espinar se abrió al turismo de calidad, recibiendo a visitantes, trabajadores y voluntarios». Y concluyó su intervención remarcando que «podemos afirmar con justicia que don Abundio contribuyó al bienestar y al nombre de El Espinar».
El alcalde, el popular Javier Figueredo, cerró el turno de intervenciones sumándose a las palabras de todos los grupos. «Los vecinos de El Espinar estamos muy agradecidos a Hermandades del Trabajo», y deseó que este nombramiento «ayude a la canonización que está pendiente». Efectivamente, en el año 2000 se abrió el proceso de canonización del siervo de Dios Abundio García Román, cuya causa está ya en fase romana.
Este es el deseo también de la Fundación. «Es importante dar a conocer la figura de don Abundio», afirma Martínez. El nombramiento como Hijo Adoptivo, la mayor distinción que se le puede dar a una persona en un municipio, «refleja lo positivo que fue para el pueblo y para la sociedad» y contribuirá a que su figura sea más conocida. Además, la Fundación se centrará en sus proyectos más inmediatos, entre ellos volver a poner en funcionamiento las casas que en su día se cerraron —solo permanece la que funciona como centro de refugiados— de aquella colonia que puso en marcha don Abundio.

