«Los cuidados están en la entraña de Dios, en el centro del Evangelio y en la vida de la Iglesia». Así lo ha expresado José Luis Segovia, Vicario Pastoral de la Archidiócesis de Madrid, en la sesión inaugural del X Ciclo de Conferencias para Evangelizadores, que este año reflexiona sobre “El cuidado en la evangelización”.
Segovia comenzó su intervención recordando que «los cuidados están de moda», pero advirtió que «tras este concepto se esconde mucho más que una simple palabra bonita».
El Vicario Pastoral situó la reflexión actual sobre los cuidados en el contexto de la evolución de los modelos sociopolíticos europeos, desde los estados liberales hasta los estados del bienestar. «Tras la crisis de finales del siglo XX —explicó— emerge una demanda nueva de fraternidad, de vínculos y de ternura. Benedicto XVI ya apuntó la necesidad de construir un modelo que conjugue libertad y justicia, pero que también incorpore la dimensión del cariño. Un mundo justo, pero sin ternura, sería un lugar inhóspito […] los seres humanos necesitamos relaciones, somos seres interdependientes».
El concepto de 'cuidadanía'
De ahí surge la propuesta de construir una sociedad del cuidado e incluso un nuevo concepto: el de la cuidadanía, «que no niega la ciudadanía, pero añade el toque fraternal que nos humaniza». «Cuidar a las personas, a la comunidad, a la creación y a las instituciones forma parte de nuestra identidad más profunda», ha añadido el Vicario Pastoral.
Durante su intervención en el X Ciclo de Conferencias para Evangelizadores, José Luis Segovia recordó que «los cuidados están además en la entraña de Dios, en el centro del Evangelio y en la vida de la Iglesia». Citando al papa Francisco, afirmó que «la Iglesia es un hospital de campaña, donde hay heridos y personas que curar. Cuidar y curar pertenecen al mismo horizonte de sentido». Jesucristo —subrayó el Vicario Pastoral— encarna el cuidado en su forma más perfecta: «Toca y cura a los leprosos, consuela a los tristes, acoge a los excluidos, se preocupa por los hambrientos, y en la cruz sigue cuidando, encargando a Juan y a su madre María que se cuiden mutuamente».
«El cuidado mutuo —dijo— no es una opción pastoral ni una estrategia de gestión; es una exigencia que brota del corazón del Evangelio. Sin amor fraterno, sin cuidados mutuos, la evangelización carece de alma».
El cuidado en la evangelización fue el eje central de una ponencia en la que insistió en la necesidad de construir comunidades cristianas como espacios de cuidado: «No basta tener parroquias bellas o estructuras perfectas. Si no hay entre nosotros una relación de cuidados, eso no tendrá fuerza evangélica». Ese cuidado implica prestar atención a los vínculos: «Estamos desvinculados —de Dios, de la familia, de los mayores, de los compromisos duraderos—. El cuidado ha de generar vínculos que nos ayuden a echar raíces». La fraternidad vivida con respeto y ternura —afirmó— genera atracción y testimonio: «Así se multiplicaron las primeras comunidades cristianas, porque la gente veía cuánto se amaban».
Como conclusión, Segovia subrayó que, en tiempos de cansancio y sobrecarga pastoral, «es urgente construir comunidades fraternas, alegres, más preocupadas por el ser que por el hacer, que prioricen a las personas por encima de las estructuras».
Por último, dedicó unas palabras al cuidado en la comunicación digital: «También en las redes sociales debemos vivir la dinámica de los cuidados. Una comunicación medida, respetuosa y empática es parte esencial de la misión en el continente digital». Con esta ponencia se inaugura así un nuevo curso del Ciclo de Conferencias para Evangelizadores, que busca ofrecer un espacio de formación, encuentro y comunión para todos los agentes pastorales de la diócesis de Madrid.