La catedral de Santa María la Real de la Almudena acogió ayer, miércoles 22 de octubre, la Misa de acción de gracias por la canonización de san José Gregorio Hernández Cisneros y santa Carmen Rendiles, los primeros santos venezolanos, recientemente proclamados por el papa León XIV en Roma.
La celebración fue presidida por Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid, y contó con la presencia del cardenal Baltazar Porras, arzobispo emérito de Caracas y Monseñor Ulises Antonio Gutiérrez, arzobispo de Ciudad Bolívar, acompañado por numerosos fieles venezolanos residentes en Madrid.
«Sois parte de nuestras comunidades, parroquias y familias»
Al comienzo de la celebración, el obispo auxiliar de Madrid expresó el cariño y la cercanía de la Iglesia madrileña hacia la comunidad venezolana: «La Iglesia de Madrid se une al pueblo venezolano para dar gracias por las canonizaciones. Ellos son signos radiantes de la santidad cotidiana: vivieron la fe y el seguimiento a Cristo desde una caridad silenciosa, un servicio generoso y una humildad discreta. Así nos recuerdan a todos que la santidad no es un privilegio de unos pocos, sino un camino abierto a todos los creyentes».
El obispo auxiliar quiso también agradecer la presencia y el testimonio de tantos venezolanos en la vida pastoral madrileña: «Queridos hermanos y hermanas de Venezuela, la Iglesia de Madrid y con ella la Iglesia española os acoge con amor y os considera un regalo para nuestra comunidad eclesial. Sois parte de nuestras comunidades, parroquias y familias. Somos hermanos: aquí tenéis un hogar, una Iglesia que os ama, que reza con ustedes por la reconciliación y el renacer de Venezuela».
Finalmente, pidió la intercesión de los nuevos santos por la paz y la justicia: «Hoy nos unimos en oración y pedimos al Señor, por intercesión de san José Gregorio y santa Carmen Rendiles, por el pueblo venezolano, para que encuentre caminos de libertad, justicia y paz duradera. Venezuela sueña, y ojalá se haga realidad su sueño. Que ustedes, los venezolanos, sean allí donde estén semillas de fe, bondad y esperanza».
«Santos de a pie, testigos de esperanza»
En su homilía, el cardenal Porras destacó que los nuevos santos «ponen en alto la condición bautismal», recordando que la santidad no es privilegio de unos pocos, sino una vocación universal. «Todos ellos, hombres y mujeres de a pie, bautizados sin responsabilidades institucionales en la Iglesia —con la excepción del obispo mártir armenio—, nos invitan a ser protagonistas y misioneros que abren puerta a la esperanza trascendente», afirmó.
El purpurado agradeció al cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, su cercanía y apoyo a la comunidad venezolana. «Oremos por él, por don Vicente y por Madrid, que acoge día a día a centenares de venezolanos que buscan refugio y acogida en esta tierra hermana», pidió.
«Hombres y mujeres que curan heridas»
El cardenal Porras tuvo palabras de agradecimiento hacia los sacerdotes, religiosos y laicos que, en Madrid, «se esfuerzan en ser samaritanos que curan heridas y tienden la mano a los migrantes», subrayando la solidaridad de las comunidades eclesiales. También recordó que Roma, durante el pasado fin de semana, fue «un río de peregrinos sedientos del amor de Dios», movidos por la devoción y el ejemplo de los nuevos santos venezolanos.
José Gregorio y Carmen Rendiles, modelos actuales
El arzobispo emérito de Caracas profundizó en las figuras de los dos nuevos santos. De san José Gregorio Hernández, dijo que fue «un santo de hoy», un médico movido por la fe y la compasión, que atendió por igual a ricos y pobres, muchas veces costeando él mismo los medicamentos. «En todos veía el rostro de Jesús sufriente», señaló.
Sobre santa Carmen Rendiles, fundadora de las Siervas de Jesús, destacó que entendió la educación como una de las expresiones más altas de la caridad cristiana. «Su pedagogía era sencilla: cercanía, paciencia y dulzura. Para la fe cristiana, educar a los pobres no es un favor, sino un deber», recordó, citando al papa León XIV en Dilexi te.
«Construir un mundo más fraterno y esperanzado»
El cardenal Porras concluyó invitando a los presentes a «ser protagonistas, misioneros alegres y sinceros, amantes de la verdad y de la trascendencia», y a seguir construyendo un mundo más fraterno desde la fe vivida en lo cotidiano.
«Que este oasis que estamos viviendo nos dé vigor y fortaleza para seguir construyendo un mundo más fraterno y esperanzado», expresó, confiando a todos la intercesión de la Virgen de Coromoto y la Virgen de la Almudena, junto con las advocaciones marianas más queridas del pueblo venezolano.