Las piscinas no solo ayudan a sobrellevar los peores días de calor del verano. También son, como aquella de Betesda, lugar de sanación. Así les ha sucedido a un grupo de personas atendidas en el Centro de Tratamiento de Adicciones (CTA) de Cáritas Diocesana de Madrid, que han pasado una mañana diferente en la piscina.
Les ha ayudado a estar juntos, a conversar de forma distendida, a romper la rutina del año en el centro…También ha sido de gran provecho para las personas que los acompañan, los integrantes de los equipos técnicos, que pueden conocer de otra manera sus historias y esperanzas. Como afirma el filósofo y ensayista Josep Maria Esquirol, citado por Cáritas, «depender de los demás es un regalo, una suerte, un don».
Tratamiento ambulatorio y centro de día
El centro de Tratamiento de Adicciones de Cáritas Diocesana de Madrid ofrece dos servicios de asistencia: tratamiento ambulatorio, para el que hay 155 plazas, con apoyo psicológico, de trabajadores sociales, médicos, enfermeros y dispensa de metadona si es necesario; y el centro de día.
Este último, con 26 plazas —actualmente solo seis son mujeres—, atiende a aquellas personas más vulnerables y en riesgo de exclusión, un porcentaje alto en situación de calle y con una historia de consumo larga que les ha dejado sin red de apoyo familiar o social.
En horario de 9:00 a 18:00 horas, pueden acudir a ducharse, desayunar y comer y a participar en talleres; entre ellos el de teatro, que este año ha estrenado la obra Normal que por bien no venga.