La Delegación Pastoral de la Zona Centro celebró la semana pasada las jornadas «Educar la mirada ante la situación de calle», un encuentro que llenó los salones de la iglesia de San Ginés. El encuentro ofreció una reflexión espiritual y social sobre la realidad de las personas que viven en situación de calle y propuso una mirada cristiana comprometida con su dignidad.
Una mirada que acoge
En la primera ponencia, Gema Meroño, STJ, invitó a detenernos y mirar con ternura. «Nuestros ojos pueden ser puertas que acojan o muros que excluyan», afirmó, recordando que educar la mirada no es solo aprender a ver, sino dejarse conmover por la realidad. «No hay una calle, hay tantas como personas, la de los turistas, vecinos, paseantes, jubilados, los que van de compras y...los descartados», subrayó Gema Meroño.
Asimismo, recordó que las personas que viven en la calle «no son tan distintos, a nosotros, quizá la vida nos ha tratado mejor. Son víctimas del sistema, acrecentado tras la pandemia». Inspirada en el Evangelio y en Santa Teresa, Meroño propuso «romper el círculo de la indiferencia» y recordar que nombrar a la persona que tenemos delante es reconocer su dignidad.
«Hemos de educar los sentidos, hacer frente a la tentación de la instantaneidad de las escenas. Apenas percibimos lo que la realidad nos ofrece […] La mirada desarrolla facultades, frente a la invisibilidad y la indiferencia. Invisible es no porque no esté, sino porque no se ve». «Qué duro es que nadie te mire, dijo. La mirada de Jesús no huye: se acerca, se detiene, levanta, repara».
? ¿Cómo miramos a quienes viven en la calle?
— Archidiócesis de Madrid (@archimadrid) October 22, 2025
La Delegación Pastoral Zona Centro celebra hoy y mañana las Jornadas «Educar la mirada ante la situación de calle»
?19-21 h
?Iglesia de San Ginés (C/Arenal, 13)
?Más info en https://t.co/zIDF2UZgZj pic.twitter.com/sTrzQwOS1O
La sociedad que no mira
A continuación, Sebastián Mora invitó a situar «nuestro lugar en la mirada» desde la experiencia cristiana. Describió una sociedad marcada por la indiferencia ética, la banalización de la injusticia, una crueldad estética que genera aporofobia, y una superficialidad espiritual que nos hace girar «como una lavadora que da vueltas, pero no se mueve».
Frente a ello, recordó que educar la mirada es prestar atención para poner intención: dejar que la espiritualidad nos desinstale, nos saque del centro y nos ponga en camino hacia quienes sufren. «La espiritualidad cristiana no es evasiva, dijo, es transformadora. Si nuestra oración no nos desestabiliza, no es oración cristiana».
Mora también compartió una visión esperanzadora de las personas en situación de calle: «Son mucho más plurales de lo que imaginamos, con trayectorias distintas y una profunda vida espiritual». A menudo, añadió, su fe es más fuerte que la nuestra, aunque muchas veces «no se sienten bienvenidas en nuestras comunidades».
El teólogo y sociólogo resumió su intervención en siete formas de mirar que nacen de la Doctrina Social de la Iglesia:
- Teologal, que es más que la mirada meramente sociológica. La fe ilumina, por eso es contemplativa y racional también;
- Situada, no neutral, la opción es preferencial por los pobres. Es una opción Cristológica (Benedicto XVI). De aquí la sacramentalidad de la persona;
- Cordial, con corazón y desde el corazón, no cuantitativa, si no original, genuina;
- Reparadora, más allá de la mera contemplación. No anestesia. “Levántate” (Jn 5,8);
- Interdisciplinar: las ciencias Humanas de la mano de la teología moral. No sobrenaturalizar todo;
- Estructural, con caridad política identificar las estructuras de pecado;
- y Pastoral, con un compromiso explícito, profesional, eclesial y siempre con caridad. Que el grito profético vaya seguido del silencio contemplativo. Que la denuncia no ahogue la ternura.
«La mirada cristiana —resumió— une el grito que clama ante la injusticia y el silencio contemplativo que acaricia la realidad de las personas».

Una invitación a mirar con otros ojos
La primera jornada dejó una sensación compartida: educar la mirada no es aprender a ver, sino aprender a amar con los ojos abiertos. En un mundo que tiende a pasar de largo, la invitación de estas jornadas es clara: detenernos, mirar y dejarnos mirar por quienes viven en la calle.
El día después, 23 de octubre, tuvo lugar un interesante panel de experiencias moderado por Javier Hernando, con la participación de Tíscar Espigares (Comunidad de San Egidio), Juan José Gómez-Escalonilla (Cáritas CEDIA), Paulino Alonso (Comedor Ave María) y Xabi Parra (SERCADE).

