En sintonía con el Jubileo de la Esperanza, y coincidiendo con la celebración del VIII centenario del Cántico de las Criaturas, los Hermanos Menores Capuchinos han diseñado una propuesta cuaresmal con el lema Cuaresma Capuchina 2025: un camino de esperanza cantando la Creación.
Así, cada domingo de este tiempo litúrgico estará dedicado a un elemento del Cántico de Francisco de Asís, enlazándolo con el Evangelio y con un compromiso práctico de conversión. Entre otras iniciativas, el IV Domingo de Cuaresma, el de laetare, que será el 30 de marzo, la basílica de Jesús de Medinaceli acogerá una Misa especial en la que la música del órgano, recientemente restaurado, estará inspirada en el himno franciscano. La celebración será retransmitida en directo por el canal de YouTube de la basílica.
La propuesta capuchina, a través de los pilares cuaresmales de oración, ayuno y limosna, invita a los fieles a profundizar en su relación con Dios, con los hermanos y con la creación. Cada lunes se lanzará un reto cuaresmal para vivir durante la semana, con gestos concretos, lo reflexionado el domingo anterior.
También los colegios capuchinos, dos de ellos en Madrid —Colegio Sagrado Corazón, en Usera, y Colegio San Antonio, en Bravo Murillo— se suman a la Cuaresma con el proyecto Hacia la Hermana Vida. Mediante él, los alumnos trabajarán también semanalmente el canto por excelencia de alabanza de san Francisco con una invitación al compromiso concreto con el cuidado de la casa común.
Como preparación a todo ello, Félix Aizpurúa, hermano capuchino, ha preparado un texto pastoral sobre la conversión a la compasión social. «En un mundo de prisas y preocupaciones —afirma— la Cuaresma nos ofrece un espacio para detenernos, escuchar y acoger; el ayuno, la oración y la limosna no son gestos aislados, sino una forma de hacernos más humanos y más fraternos».