«Educar a los niños, a través de la belleza, en el gusto por la belleza y a dar gloria a Dios mediante la música». Con este objetivo se ha puesto en marcha en la parroquia San Juan XXIII de Alcobendas la Escolanía León XIV. Reconoce Rafael Navarrete, el párroco, que este ha sido un proyecto personal suyo, que ya intentó que cuajara hace un par de años. «Empezamos un corito polifónico de niños, pero el director se fue a vivir a otra zona de Madrid» y no siguió adelante.
La perseverancia en algo en lo que cree profundamente le ha llevado este año a intentarlo de nuevo y, además, aprovechando la elección del nuevo Pontífice, ha apostado por que sea una música «más elevada de lo habitual»: el gregoriano. «Queremos enseñarles la belleza de la tradición de la Iglesia», y junto a ello otras muchas cosas. Como que «son capaces de cantar a dos voces», que «con un poco de esfuerzo» se pueden conseguir las cosas o que «no hay solistas; esto no es Aitana cantando a Dios, sino un coro donde el protagonista es Él y no los hombres». E insiste: «Aquí solo importa Dios, y nosotros, porque somos sus hijos; esto es para dar gloria a Dios».
Quiso el sacerdote llamar a la recién creada escolanía con el nombre del actual Sucesor de Pedro porque, «Dios mediante, este será el Papa de gran parte de sus vidas y en el que despierten a la Vida». Alude además a la iniciativa Let’s sing with the Pope, del Instituto Pontificio de Música Sacra, lanzada recientemente. Se trata de unos breves tutoriales para ayudar al Pueblo de Dios a cantar con el Santo Padre en las principales celebraciones litúrgicas, haciendo accesible el patrimonio del canto gregoriano, «lengua musical y espiritual universal». Sobre León XIV, el párroco sueña a lo grande: «Si esto triunfa, igual podemos ir al ver al Papa». Es más, está convencido de que el Papa los recibirá en algún momento.

Gusto musical en el barrio
Desde que Rafael llegó al barrio en el que está la parroquia (aún barracón; en la imagen inferior, el proyecto del templo), el PAU de Alcobendas, le llamó la atención que hay dos o tres escuelas de música. «Hay cierto interés», pensó, y aprovechó para lanzar su idea. Los destinatarios son niños que ya han hecho la Primera Comunión, 5º y 6º de Primaria, y 1º de la ESO. Por el momento, se han apuntado 8 niños que han realizado ya cuatro ensayos, los jueves de 18:30 a 19:30 horas.
«Empezamos en la iglesia —ante el Señor—, con una pequeña charla que tiene que ver con lo que van a hacer y para Quién lo van a hacer». Y los niños se quedan con un algún «eslogan» que les da el sacerdote, por ejemplo, «alma limpia, voz limpia», o «que escuchen lo que canten», o que «lo más importante no es el aplauso de la gente, sino lo que Dios ve».
Las directoras son dos chicas jóvenes que saben música y que enseñan a los pequeños cantores algunas nociones de solfeo, pero «la idea es que aprendan sobre todo de oído». En cuanto a los padres, «algunos sí tienen sensibilidad musical y en otros casos, han sido los propios niños los que se han animado». El sacerdote insiste en la importancia de «recuperar y enseñar a través de la belleza; es necesario el camino de la belleza». Y la belleza del gregoriano, «tan denostado; pero esto es sencillamente lo que la Iglesia ha cantado toda la vida».

Missa de Angelis
«Aspiramos a poder cantar una Misa entera, con todo el Ordinario de la Misa». Pero poco a poco, de modo que lo primero es que en un curso o curso y medio sean capaces de una Missa de Angelis (tradicional gregoriana) con sus cuatro movimientos musicales: Kyrie, Gloria, Sanctus y Agnus Dei. Aunque, de momento, «que vayan preparando alguna canción; lo más fácil es de comunión, el Cerca de ti, alguna de Taizé, algo facilito de Frisina…». Esto para que vayan cogiendo seguridad, que no se agobien o se frustren, explica el sacerdote, sino más bien que se vayan animando a progresar.
Por ahora, hay mucha ilusión y ganas: «Esto es una semilla que vamos a cuidar mucho, como flor de invernadero, para que coja fuerza. ¡Y hasta que el Papa nos reciba!».
