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Jueves, 22 febrero 2024 18:04

Madrid recuerda al beato Eduardo Pironio: «Fue un experto en tejer pensamientos para caminar juntos»

Madrid recuerda al beato Eduardo Pironio: «Fue un experto en tejer pensamientos para caminar juntos»

La Catedral de la Almudena ha acogido este jueves una mesa redonda sobre la figura del Cardenal Pironio que ha tenido como título «Profeta de la esperanza, testigo del amor de Dios». Una mesa redonda que ha contado con la participación del cardenal Fernando Vérgez, presidente de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano y secretario de Pironio durante 23 años, del cardenal Aquilino Bocos, y además ha tenido los testimonios de Victor Cortizo y Laura Moreno, delegada episcopal de jóvenes de la archidiócesis de Madrid.

El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha querido abrir esta mesa redonda dando gracias «a los testimonios de gente de la ciudad que lo ha conocido y que han experimentado sus enseñanzas. Esta tarde respiramos cariño y es alentador que un beato tenga tantos amigos aquí en Madrid». El primero en dar su testimonio ha sido el del cardenal Fernando Vérgez: «Para todos nosotros es una gran alegría dar las gracias por la vida del cardenal Pironio, que sirvió fielmente a la Iglesia y fue un infatigable defensor de la causa de los hermanos más pobres. Ha sido, además de un maestro, un padre, hermano y amigo». El cardenal español, que fue secretario de Pironio durante 23 años en Roma, ha recordado las palabras de Juan Pablo II en las exequias del cardenal argentino en 1998: «Fue testigo en la fe valiente, que sabe fiarse de Dios, incluso cuando los designios misterios de su Providencia nos ponen a prueba. Dio testimonio de su fe en alegría. Cada día que pasa mi convicción de su santidad es más profunda.

Acto cardenal Pironio

El recuerdo del cardenal Aquilino Bocos

Uno de los rasgos más importantes del cardenal Pironio, según Fernando Vérgez, era la amistad: «Pironio era el amigo, el hombre que hizo de la amistad una virtud, un culto, era el amigo de Dios para los hombres. Esta vivencia de la amistad con Dios nos la transmitía a todos. Consideraba la amistad como uno de los grandes valores humanos y los que hemos tratado con él siempre nos hemos sentido sus amigos. Sabíamos que teníamos un amigo que, al dar se daba, y nunca daba sin darse. Siempre comprometía su corazón en lo que daba». El cardenal español también se refirió a uno de los momentos más difíciles de la vida de Pironio cuando le diagnosticaron el tumor: «Ciertamente, la enfermedad fue la lección más grande que nos dejó. No puedo olvidar la serenidad y la paz con la que recibió la noticia y agradeció a los doctores su sinceridad en el diagnóstico. Una vez que los doctores se retiraron de la habitación, el cardenal me dio un fuerte abrazo».

También el cardenal Aquilino Bocos ha querido dar su testimonio de la figura del nuevo beato: «Corroboró con su vida que la grandeza no se enseña ni se adquiere, es la expresión de un hombre hecho por Dios. Queremos entonar un cantico gozoso de gratitud por la vida del cardenal Pironio […] en toda ocasión hacia su apuesta por los tiempos nuevos y tenía especial sensibilidad para detectar los brotes verdes de la primavera de la Iglesia». El cardenal claretiano ha subrayado que Pironio «fue un experto en tejer pensamientos para caminar juntos».

El testimonio de Victor Cortizo y Laura Moreno

Tras el testimonio de los dos cardenales, Victor Cortizo, exdirector del departamento de Pastoral Juvenil en la CEE, ha recordado cómo conoció al cardenal Pironio: «Lo conocí en Luján en el año 1987, cuando con un grupo de 80 españoles viajamos a Argentina para la JMJ. Estábamos cansados por el viaje y en una Iglesia abarrotada estuvimos en una celebración presidida por el cardenal Pironio. De repente, cuando escuché la homilía me conmovió pensar que no estaba en la JMJ por mí, sino por todos los españoles que querían ir»

«No imaginaba que poco tiempo después coincidí con él en tantos momentos en mi vida. La acogida del cardenal era inmediata, sus gestos y su cercanía era importante, cada minuto y cada conversación eran inolvidables. No dejaba indiferente a nadie. Para mí su fidelidad y su perdón son algo inolvidable», ha subrayado Victor Cortizo.

Por último, Laura Moreno, delegada episcopal de jóvenes de la archidiócesis de Madrid, ha recordado, con mucha emoción la figura de un «gran maestro»: «Yo de niña iba de vacaciones en Argentina en una diócesis donde estaba ese obispo cuya fama se corría por todo el país. Y luego, después de unos años, lo conocí por sus escritos y sus oraciones». «Nos invitaba a ser alegres en la esperanza y no a tener miedo a ser santos», ha remarcado Laura Moreno durante su testimonio.

 

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