Con el lema «Tú también puedes ser santo», la campaña del Día de la Iglesia Diocesana nos invita a descubrir que la santidad no es algo lejano, sino una llamada concreta en el hoy de nuestras vidas. Esta jornada, que se celebra el 9 de noviembre, día de la Dedicación de la Basílica de Letrán, ha sido establecida por el papa Francisco a partir de 2025 para conmemorar a los santos, beatos, venerables y siervos de Dios de cada Iglesia particular.
«La diócesis de Madrid ha sido bendecida a lo largo de su historia con abundantes frutos de santidad. Son muchos los hombres y mujeres —santos, beatos, venerables y testigos anónimos— que han caminado por nuestras calles y han amado a Dios y al prójimo en medio de la vida cotidiana», asegura Alberto Fernández, delegado de las Causas de los Santos.
Nuestra diócesis es tierra fecunda de santidad: sacerdotes, religiosos, religiosas y también laicos, como san Isidro Labrador y santa María de la Cabeza, nos recuerdan que la santidad no es privilegio de unos pocos. Como enseña el papa Francisco, «la santidad es el sueño más hermoso que Dios tiene para cada uno de nosotros»: es la plenitud de la vida, el don más grande que el ser humano puede recibir de Dios.
Lee aquí la revista del Día de la Iglesia Diocesana 2025
? Un profesor que anima, una maestra que acompaña, alguien que cree en ti… ahí también hay santidad.
— Xtantos (@Xtantos) November 3, 2025
Hoy, cada persona que enseña con paciencia deja huellas de santidad en la vida de otros.
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Santos por Madrid
Además, la diócesis de Madrid cuenta con una iniciativa preciosa llamada “Santos por Madrid”, una ruta que recorre los lugares donde reposan los santos venerados en nuestra Iglesia diocesana. A través de este itinerario se pueden visitar las sepulturas de san Pedro Poveda, san Alonso de Orozco, san José María Rubio, san Francisco de Borja, santa Soledad Torres Acosta, san Isidro Labrador y su esposa santa María de la Cabeza, santa Carmen Sallés, santa Vicenta María López Vicuña, así como de los santos y beatos mártires del siglo XX en Madrid.
En definitiva, esta ruta busca conocer la ciudad con los ojos de quienes han sido «los mejores hijos de la Iglesia», los santos, como recuerda la liturgia.
Asimismo, en nuestra diócesis permanecen abiertas numerosas causas de beatificación y canonización, «signo de que el Espíritu sigue suscitando testigos del Evangelio en medio de nosotros. Son muchos los siervos y siervas de Dios, y venerables, cuyas vidas de entrega y fidelidad confiamos puedan ser pronto reconocidas oficialmente por la Iglesia mediante su beatificación o canonización».
La huella de los santos en Madrid
Madrid ha sido tierra fecunda en frutos de santidad. La catedral de Santa María la Real de la Almudena es un reflejo de ello: en sus capillas —cada una dedicada a un santo o a una obra nacida en Madrid— se hace visible la riqueza de carismas, vocaciones y realidades eclesiales que han tejido la historia de la salvación en nuestra Iglesia diocesana.
Además, son muchos los santos cuyos restos reposan en distintos lugares de la diócesis. Ellos son las huellas de santidad a las que alude la campaña del Día de la Iglesia Diocesana, y que pueden descubrirse también a través de la web Portantos.es, donde se ofrece un mapa interactivo con los lugares de santidad de todas las diócesis de España.
Así, en la diócesis de Madrid se conservan los sepulcros de numerosos santos cuyos ejemplos de vida siguen iluminando el camino de fe de nuestra Iglesia:
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Santa Soledad Torres Acosta (Madrid, 1826–1887), fundadora de la Congregación de las Siervas de María Ministras de los Enfermos. Sus restos mortales reposan en la iglesia de la Casa Madre, en la Plaza de Chamberí, 7.
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Santa Vicenta María López Vicuña (Navarra, 1847 – Madrid, 1890), fundadora de la Congregación de las Religiosas de María Inmaculada, cuyos restos descansan en la iglesia de la Casa Madre, en la calle Fuencarral, 97.
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Santa Carmen Sallés (Vic, 1848 – Madrid, 1911), fundadora de las Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, cuyos restos mortales se veneran en la capilla del Colegio Madres Concepcionistas Princesa, en la calle Princesa, 19.
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San Pedro Poveda (Linares, 1874 – Madrid, 1936), fundador de la Institución Teresiana, cuyos restos reposan en el Centro de Espiritualidad Santa María de Los Negrales, en San Pedro Poveda, 2 (Los Negrales – Alpedrete).

También en Madrid reposan los restos de otros santos que forman parte de la Ruta de la Santidad de Madrid, testigos de fe que dejaron una huella profunda en la vida espiritual y pastoral de la diócesis:
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San Alonso de Orozco (Oropesa, Toledo, 1500 – Madrid, 1591), agustino, predicador y escritor místico. Sus restos mortales se veneran en el monasterio de San Alonso de Orozco, de las agustinas, en la calle La Granja, 9.
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San Isidro Labrador (Madrid, 1082–1130), patrón de la ciudad de Madrid, y su esposa santa María de la Cabeza. Sus restos mortales reposan en la Colegiata de San Isidro, en la calle Toledo, 37.
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San Francisco de Borja (Gandía, Valencia, 1510 – Roma, 1572), jesuita y tercer general de la Compañía de Jesús. Sus restos mortales se encuentran en la parroquia de San Francisco de Borja, situada entre las calles Maldonado, 1 y Serrano, 104.
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San José María Rubio (Dalías, Almería, 1864 – Aranjuez, Madrid, 1929), jesuita, conocido como el “Apóstol de Madrid”. Sus restos reposan también en la parroquia de San Francisco de Borja (Maldonado, 1 – Serrano, 104).
Junto a ellos, también reposan en Madrid numerosos beatos, venerables y siervos de Dios, testigos de una fe vivida con radicalidad evangélica y profunda entrega a Dios y a los hermanos. Entre ellos destacan:
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Beata María Ana de Jesús (Madrid, 1565–1624), mercedaria y copatrona de la ciudad de Madrid. Su cuerpo incorrupto se conserva en la capilla de la iglesia del monasterio de las Madres Mercedarias de Don Juan de Alarcón, en la calle Valverde, 15.
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Beata Guadalupe Ortiz de Landázuri (Madrid, 1916 – Pamplona, 1975), numeraria del Opus Dei, cuyos restos mortales reposan en el Real Oratorio del Caballero de Gracia, en la calle Caballero de Gracia, 5.
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Venerable Juan Sánchez Hernández (Villanueva del Campillo, Ávila, 1902 – Madrid, 1975), sacerdote operario diocesano y fundador del Instituto Secular Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote. Sus restos descansan en la casa de las Siervas, Cenáculo Sacerdotal Juan Sánchez Hernández, Apóstol del Sacerdocio, en la calle San Juan de Ávila, 2.
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Venerable Tomás Morales Pérez, S. J. (Venezuela, 1908 – Madrid, 1994), sacerdote jesuita y fundador de los Cruzados y Cruzadas de Santa María, la Milicia de Santa María y los Hogares de Santa María. Sus restos mortales reposan en la sede de las Cruzadas de Santa María, en la calle Juan de Mena, 23.
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Venerable Manuel Aparici Navarro (Madrid, 1902–1964), presidente de la Juventud de Acción Católica y, más tarde, sacerdote y consiliario nacional de la misma. Sus restos reposan en la capilla del Perpetuo Socorro, en la basílica de la Concepción (calle Goya, 24).
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Venerable María Carmen González Valerio y Sáenz de Heredia (Madrid, 1930–1939), niña de nueve años que ofreció su vida por los asesinos de su padre durante la persecución religiosa. Sus restos mortales se veneran en la parroquia Santa María de Caná, en la Avenida de Europa, 6 (Pozuelo de Alarcón).
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Venerable Dolores Segarra García (Melilla, 1921 – Granada, 1959), fundadora del Instituto de Vida Consagrada Misioneras de Cristo Sacerdote, cuyos restos reposan en la Casa General, en la calle Madre María Dolores Segarra, 1 (Las Rozas).
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Venerable José María García Lahiguera (Fitero, Navarra, 1903 – Madrid, 1989), obispo auxiliar de Madrid y fundador de la Congregación de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote. Sus restos mortales se encuentran en el oratorio de la Casa Madre de las Oblatas, en la calle General Aranaz, 22.

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Venerable Alexia González-Barros (Madrid, 1971 – Pamplona, 1985), niña que afrontó con profunda fe una enfermedad dolorosa. Falleció a causa de un tumor en la columna vertebral. Sus restos mortales reposan en el templo eucarístico San Martín de Tours, en la calle Desengaño, 26.
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Venerable María del Pilar Cimadevilla López-Dóriga, “Pilina” (Madrid, 1952 – 1962), niña que ofreció su sufrimiento a Dios con alegría y confianza, fallecida a causa de un linfoma. Sus restos se veneran en la capilla de la Virgen del Castillo, en la parroquia de San Ginés, calle Arenal, 13.
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Venerable Amparo Portilla Crespo (Valencia, 1925 – Madrid, 1996), esposa y madre de once hijos, ejemplo de santidad laical vivida en el seno de la familia. Sus restos mortales descansan en la capilla del Santísimo de la cripta de la catedral de Santa María la Real de la Almudena, en la calle Mayor, 90.
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Siervo de Dios Abundio García Román (Jaralcejo, Cáceres, 1906 – Madrid, 1989), fundador de las Hermandades del Trabajo, cuyo apostolado promovió la dignidad y la formación cristiana de los trabajadores. Sus restos mortales reposan en la capilla de las Hermandades del Trabajo, en la calle Raimundo Lulio, 6.
