La catedral de Santa María la Real de la Almudena acoge este domingo 15 de junio, a las 12:00 horas, una Misa en acción de gracias por aquellas parejas que conmemoran este año sus bodas de oro y plata matrimoniales. En la celebración, que estará presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, participarán 48 matrimonios: 1 boda de 60 años; 13 bodas de oro, y 34 bodas de plata. «Vamos a ser testigos de algo realmente emotivo y entrañable», afirman los delegados de Familia y Vida de la Archidiócesis de Madrid, María Bazal y José Barceló.
En este sentido señala que acompañar a las parejas que celebran 25 y 50 años de matrimonio «es todo un privilegio». En un mundo donde «las relaciones a veces parecen tan frágiles», estas historias son «un verdadero faro de esperanza», porque nos recuerdan «el poder de la dedicación, la paciencia y ese amor incondicional que hace que el sí quiero pueda durar para siempre».
Además, Bazal destaca que «las bodas de oro y plata no son solo un aniversario», son «hitos trascendentales», especialmente «en el matrimonio cristiano». También son «momentos de profunda gratitud y de reflexión», y lo más hermoso, de «renovación de esos votos matrimoniales que un día unieron a dos personas bajo la mirada de Dios».
El matrimonio cristiano como signo de esperanza
También recuerda María que veremos a estas parejas de pie ante el altar para «afirmar su compromiso, amor y fidelidad». Un instante cargado de simbolismo y mucha emoción. Además, «la familia tendrá un papel fundamental». También los hijos, nietos y otros seres queridos se unirán a la ceremonia, «creando un ambiente de unidad y pertenencia». Y por supuesto, «la presencia de amigos y de toda la comunidad parroquial enriquecerá aún más este día, demostrando el impacto que estas parejas tienen en la vida de todos».
Celebrar estas bodas de oro y plata, sobre todo en este Año Jubilar, destaca el «matrimonio cristiano como un auténtico signo de esperanza», es decir, «no solo honramos una unión», sino que «reconocemos el matrimonio como un sacramento que refleja el amor de Cristo». Porque estas parejas son «un faro de esperanza para las nuevas generaciones». Nos demuestran que «el amor verdadero, ese que se alimenta de la fe, es posible y puede durar toda la vida».
Por ello, año tras año, esta celebración «nos regala momentos profundamente significativos y llenos de calidez», que nos recuerda «el propósito divino del matrimonio y la bendición que representa para la familia y la Iglesia», concluye María Bazal.
