La Real Colegiata de san Isidro (calle Toledo, 37) acoge los días 7, 8 y 9 de septiembre un triduo en honor de santa María de la Cabeza. Comenzarán a las 19:30 horas con el rezo del rosario, seguido a las 20:00 horas de la Eucaristía. El triduo terminará con la Misa solemne el día 9 de septiembre que presidirá el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Vicente Martín.
Todos los días, al finalizar la Misa, se podrá subir al camarín sepulcral de santa María de la Cabeza y de su esposo, san Isidro Labrador para venerar sus reliquias.
Santa María de la Cabeza
María Toribia, esposa de San Isidro vivió entre los siglos XI y XII. Se desconoce la fecha y lugar de su nacimiento, pues se barajan varios, Uceda, Caraquiz, Torrelaguna, Talamanca, Buitrago, Cobeña, etc. Pero sin duda, vivió en Madrid y en Torrelaguna. La vida en la Edad Media para la mujer no era fácil, ella supo compaginar las tareas del hogar, con las actividades campesinas, mediante el apoyo a las labores de labranza de su esposo.
Fue una mujer santa, humilde, trabajadora, buena esposa y madre de familia, virtuosa, devota y tras el milagro de la vuelta a la vida de su hijo que cayó al pozo, solitaria, contemplativa en la oración, casi ermitaña al cuidado permanente de la Ermita de la Virgen de la Piedad de Torrelaguna (limpieza, ornato-flores de altares, aceite para la lamparilla, etc.) y finalmente fue la viuda de un Santo.
Regresó a Madrid ante la grave enfermedad de su esposo y para atenderle en la hora de la entrega de su alma al Señor, en 1172. Volvió a Torrelaguna y murió con fama de santidad en 1175 ó 1180.
Ya viuda, y de regreso a la sierra carpetana, pasaba su tiempo en el trabajo casero que compaginaba con el quehacer diario de visitar, arreglar y mantener encendida la lámpara del santuario en la Ermita de la ribera del Jarama. Fue enterrada en la sacristía de la ermita en la que había prestado servicio y allí permanecieron sus restos cuatrocientos años. Ya desde su muerte fue venerada como santa, añadiéndose a su nombre el de la Cabeza por estar expuesto su cráneo sobre el altar mayor de la mencionada ermita.
Su cabeza, venerada en un relicario, junto con su cuerpo fueron trasladados de la ermita visigótica que habían poseído los templarios, al convento franciscano de Torrelaguna y depositados en la sacristía en un arca de marfil. Allí estuvieron hasta su traslado a Madrid en 1645, en 1769 pasan, al retablo de la Colegiata de san Isidro donde actualmente se veneran junto a su esposo.