La catedral de la Almudena se llenó este domingo 27 de julio de vida, memoria y gratitud durante la celebración de la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. La Eucaristía, presidida por el obispo auxiliar de Madrid, José Antonio Álvarez, congregó a cientos de personas mayores de la archidiócesis, muchas de ellas acompañadas de sus familias y, de manera especial, de sus nietos. La misa, que fue preparada por la Delegación de Familia y Vida de la archidiócesis, quiso rendir homenaje al testimonio de resistencia silenciosa de tantas personas mayores que, como señaló el obispo en su homilía, «siguen siendo mediadores e intercesores de las jóvenes generaciones, testigos vivos de esperanza y sabiduría». Este año, el lema propuesto «Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza» sirvió de hilo conductor para toda la celebración.
?Nuestros mayores «siguen siendo mediadores e intercesores de las jóvenes generaciones, testigos vivos de esperanza y sabiduría»
— Archidiócesis de Madrid (@archimadrid) July 27, 2025
El obispo auxiliar de @archimadrid José Antonio Álvarez recuerda en la V #JornadaMundialdelosAbuelos y de los Mayores, que ellos «son protagonistas… pic.twitter.com/EYLnQfyrvA
Durante la homilía, el obispo agradeció la presencia de representantes de la Delegación de Mayores, de residencias, parroquias, movimientos y grupos eclesiales. «Queridos abuelos, gracias por vuestras oraciones y sabios consejos —dijo emocionado—, que con tanta experiencia habéis fraguado en el curso de la vida. No dejéis de compartirlos; solo Dios sabe cuántas bendiciones Él sigue derramando gracias a vuestra confiada intercesión». En medio de una sociedad que a veces parece girar demasiado deprisa, esta jornada sirve «como un alto en el camino para reconocer a aquellos que, con paciencia y generosidad, han sabido sostener la fe, la familia y la esperanza a lo largo de los años». «La vida no se agota en el presente ni se consume en lo fugaz: los mayores nos enseñan que todo lo duradero necesita tiempo, entrega y raíces profundas».
Las cuentas del rosario
Durante su alocución, el obispo quiso recordar su propia abuela, «desgranando las cuentas del rosario en casa», como símbolo de esa fe perseverante que tantos mayores han transmitido a lo largo del tiempo. También tuvo palabras directas sobre la realidad de la soledad que muchas personas mayores padecen, reclamando a toda la Iglesia —y a las instituciones— que no se limiten a «dar cosas», sino que promuevan una «pastoral del cuidado» en la que los mayores sean auténticos protagonistas.
En este sentido, el obispo recordó que el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ha querido este año impulsar la nueva Delegación Diocesana de Mayores, con el objetivo de fortalecer una pastoral que no sea asistencialista, sino integradora y misionera. «La Iglesia necesita de vuestra sabiduría, vuestra fe y vuestra experiencia para seguir construyendo una comunidad viva», subrayó. La celebración concluyó con una oración especial pidiendo la intercesión de San Joaquín y Santa Ana, patronos de los abuelos.