Recibió la ordenación sacerdotal un 14 de mayo de 2005, en la colegiata de San Isidro, ya que en la catedral de la Almudena se exhibía Inmaculada, una exposición organizada por la Fundación de Las Edades del Hombre.
Desde entonces, y con la máxima de aceptar «lo que Dios quiera» o «a donde el obispo me envíe», ha desempeñado su ministerio sacerdotal en distintas parroquias: San Isidro Labrador, de Carabanchel; San Pedro Apóstol, de Alcobendas; la desaparecida Nuestra Señora del Castañar; y, desde hace tres años, Beata María Ana Mogas, donde ejerce como vicario parroquial.
A partir de septiembre, Jenaro Augusto Jiménez, sacerdote del seminario Redemptoris Mater, y diocesano de Madrid, comenzará una nueva «aventura». Ha sido cedido por el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, al Camino Neocatecumenal, para la nueva evangelización en Iquique (Chile).
El 5 de septiembre partirá hacia su nuevo destino en Alto Hospicio, en el desierto de Atacama. Un poblado la zona norte del país, que se ha ido conformando con gentes de distintas nacionales llegadas huyendo de los conflictos que se viven en sus naciones. En este marco, acompañará en la «misión ad gentes» a cinco familias del Camino Neocatecumenal que llevan dos años misionando en la zona. Lo hará sustituyendo al sacerdote que hasta ahora les acompañaba.
Su nuevo trabajo pastoral supone empezar desde cero, «haciendo misión entre la gente y anunciando el evangelio puerta a puerta». En una zona donde «está todo por hacer. Por ejemplo, hay un alto índice de no bautizados… No hay iglesia. no hay nada establecido. Esa es la aventura», confiesa. Algo que asume con alegría. «Esta experiencia me gusta. Estoy contento, pero será cosa de ir y ver…».
De su ministerio sacerdotal en Madrid se lleva muchos recuerdos. «Cada misión que vas desempeñando, cada parroquia, tiene lo suyo. Son diferentes. En cada una te dedicas a una cosa… en Beata María Ana Mogas, por ejemplo, soy el coordinador de la capilla de Adoración Perpetua…Son experiencias que vas atesorando. Y lo vives de diferente manera».
Asegura que aunque «van pasando los años» vive su ministerio «con la misma ilusión de salir, de llegar a otro sitio, de volver a empezar… Esta ilusión es algo que te da el Señor. Y no ha cambiado». «Siempre tratando de dar lo mejor. Vas conociendo a gente, vas haciendo amigos… Yo les digo que el Señor siempre está donde vas, pero también permanece acompañando a los que se quedan».
De momento, estará en la parroquia todo el mes de agosto. Y a partir de septiembre, «misión ad gentes» en el poblado Alto Hospicio, en Iquique (Chile). Donde todo está por hacer. Dispuesto a comenzar la aventura.