Ana Isabel Salamanca pasaba por Roma de casualidad. Tenía los billetes comprados desde hace un año porque había programado una peregrinación a Loreto y a la Ciudad Eterna con su parroquia, San Ignacio de Loyola, que tiene un potente grupo del Camino Neocatecumenal y está ubicada en el pueblo madrileño de Torrelodones.
Sin embargo, cuando llegó a la plaza de San Pedro, León XIV la saludó a ella y a sus vecinos desde la logia central de la basílica de San Pedro en el primer Regina caeli de su pontificado, la oración mariana que sustituye al ángelus en Pascua. «Parecía que estaba esperando a que llegáramos nosotros desde Torrelodones para salir. Fue una pasada que no esperábamos en absoluto. No es que mencionara a Madrid y a España, es que se fijó en nuestro pueblo», nos cuenta esta laica que compartió saludo con otros peregrinos de Valladolid, un grupo de médicos de Granada, unos biblistas británicos o unos fieles de Texas a los que el Santo Padre dedicó una amplia sonrisa.
No fue el único acontecimiento especial aquel domingo 11 de mayo en el que también se celebraban la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y el Jubileo de las Bandas y del Espectáculo Popular. Con 100.000 peregrinos en la plaza, «había un montón de bandas por la calle y se escuchaba mucho el tambor», rememora Salamanca, quien subraya cómo «estuvo muy amenizado todo».
León XIV «no está solo»
En cuanto a las palabras de León XIV aquel día, aparte de su saludo a Torrelodones, la feligresa de San Ignacio de Loyola aún sigue impactada por aquel «non avete paura» que el nuevo Pontífice le tomó prestado a Juan Pablo II y por las advertencias sobre una «Tercera Guerra mundial a pedazos» propias de Francisco. «A mí me gustó mucho, demuestra que no está solo; se apoya en sus predecesores y eso dice mucho de él», opina. Salamanca, quien es especialista en protocolo —también eclesiástico— también valora que Robert Prevost apareciera por primera vez el jueves pasado con su muceta. «Igual que Francisco se quitó todo eso y tenía una imagen muy potente, que él ahora haya recogido la tradición y el relevo de lo anterior me parece precioso».
Fortalecer la adhesión a Pedro
El vicario parroquial de San Ignacio de Loyola, Ignacio Serrada, matiza con sencillez que el saludo del Papa «estaba organizado desde hace meses, pero ha coincidido con su primer Regina caeli». Para lograrlo, basta con «escribir a la Casa Pontificia para decir que irá un grupo en peregrinación y, si el Santo Padre tiene a bien, los nombra en su saludo. Es una costumbre que tenían otros Papas y a los peregrinos les hace mucha ilusión».
Los suyos eran unos 55 del Camino Neocatecumenal, de diferentes edades y que, dentro de su catecumenado posbautismal, han vivido como algo «providencial» viajar a Loreto —donde según la tradición se encuentra la casa de la Virgen— y a Roma para intensificar «la adhesión y fortalecer la fe a través de la figura de Pedro». Y considera otro regalo el haberlo visto por primera vez precisamente en el Domingo del Buen Pastor. Esta «peregrinación mariana», que ha coincidido también con el Jubileo 2025, les ha permitido «pasar por la Puerta Santa en un momento de oración, conversión y reflexión sobre la propia vida». Y visitar su parroquia homónima en Roma, vinculada a los jesuitas.
Entre las obras de la iglesia de San Ignacio de Loyola en Torrelodones, Serrada destaca «un colegio diocesano con su mismo nombre y una residencia de ancianos de la que es titular, Nuestra Señora de los Ángeles». «Es un lugar con una enorme experiencia caritativa, un arraigo muy grande en la historia de la parroquia y muchísimo voluntario».