Raquel Escudero sufrió un accidente de tráfico en Namibia, África, cuando tenía 37 años. «Viajábamos a una velocidad bastante moderada, así que soy un buen ejemplo de que una lesión medular puede ocurrir incluso en situaciones que parecen de bajo riesgo», explica. Desde entonces, colabora con la Asociación AESLEME (Asociación para educar en seguridad vial y evitar lesiones por movilidad en España), que forma parte de la Pastoral de la Carretera. Tras el accidente, pasó un mes ingresada en un hospital de Sudáfrica. A su regreso a España, ingresó en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, donde permaneció 11 meses: «Intentando aprender a vivir otra vez».
«Explicar cómo cambia tu vida tras una lesión medular es muy sencillo», asegura Raquel, «porque cambia absolutamente todo». En la mayoría de los casos, señala, hay que dejar de trabajar y abandonar muchas de las actividades de ocio que se disfrutaban antes. También se producen tensiones en el entorno familiar y de pareja, y muchas veces es necesario mudarse o adaptar la vivienda, si la situación económica lo permite.
Además, añade, «hay que aprender a desenvolverse con una silla de ruedas», lo que implica enfrentarse cada día a barreras de accesibilidad y a una sociedad que, en muchas ocasiones, muestra una sensibilidad limitada hacia la discapacidad. «Es una realidad bastante complicada», concluye.
«Una herida que no cierra nunca»
En definitiva, señala Raquel, lo primero es «aceptar tu nueva realidad física», porque los cambios que sufre el cuerpo son innumerables: se pierde la sensibilidad y el control sobre las funciones más básicas. A ello se suma el inicio del dolor, «ese dolor eléctrico que llamamos neuropático, tan difícil de controlar». Es entonces cuando, como ella dice, «comienza tu nueva vida».
Uno de los mayores desafíos es el emocional: «Hay que aprender a mirarte en el espejo y seguir viendo lo que realmente eres». Y ahí, en esa mirada interior, «comienza tu recuperación». Raquel describe la lesión medular como «una herida que no cierra nunca» y que, en el plano emocional, «de vez en cuando sigue sangrando». Por eso insiste en que es imprescindible «creer mucho en ti y saber lo que vales para que una lesión como esta no te destruya».
A lo largo de este proceso, ha sido clave el acompañamiento de su entorno más cercano. Su pareja, su familia y sus amigos han hecho que el camino fuera «más suave y más tolerable». Son ellos quienes, cuando la herida vuelve a sangrar, le cogen la mano y le recuerdan: «Seguimos luchando y estamos unidos». Gracias a ellos, concluye, «la vida sigue siendo ese regalo precioso que no podemos dejar de disfrutar».
Raquel ha compartido su testimonio como víctima de una lesión medular a pocos días de la celebración de la LVII Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, que tendrá lugar este domingo 6 de julio. Este año, la jornada se celebra bajo el lema «El Señor te bendiga y te proteja» (Núm 6,24) y colme tu esperanza. Una cita que tiene lugar en torno a la festividad de san Cristóbal, patrono de los conductores y transportistas, que se conmemora el próximo jueves 10 de julio.