Cerca de un centenar de niños de los barrios de Pan Bendito, Lavapiés y Malasaña participan estos días en las colonias de verano de las Escuelas de la Paz, unas vacaciones de familia llenas de diversión, juegos, naturaleza, amistad y reflexiones sobre temas de hoy que importan a niños y jóvenes. Se trata de menores de 15 nacionalidades diferentes —Nigeria, Marruecos, Etiopía, Ucrania, Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Honduras, Panamá, Perú, Paraguay y España— que conviven, juegan y aprenden juntos. Lo hacen acompañados por los Jóvenes por la Paz de la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid, que «con gran entusiasmo han preparado estas colonias y cuidan cada detalle».
«Todos podemos ser amigos»
El joven congoleño de Sant’Egidio recientemente beatificado, Floribert Bwana Chui, ha estado muy presente tanto para los niños como para los más de 20 jóvenes que están cuidando y atendiendo a los pequeños.
La vida de Floribert —entregada hasta el final por no ceder ante la corrupción y proteger a los más vulnerables— ha sido una fuente de reflexión. Su valentía es testimonio de que la paz es fuerte, a pesar de ser desarmada y que cada uno, incluso los más jóvenes, pueden ser semilla de bien en un mundo marcado por la injusticia, la violencia y la guerra. Tras escuchar la historia, Fátima (10 años) ha explicado que Floribert «es un ejemplo a seguir porque prefirió perder su vida para salvar la de muchos».
Durante estos días, los niños han reflexionado también sobre temas de actualidad como el cuidado del medioambiente, el drama de las guerras y la migración o la necesidad de acoger a los migrantes y refugiados. No faltan tampoco momentos de diversión en la piscina, juegos con agua, trabajo en equipo, excursiones y meriendas compartidas. Pero, sobre todo, estos días «son una oportunidad para experimentar que todos podemos ser amigos más allá del idioma, del origen o de la religión».
Colonias de las Escuelas de la Paz
Las Escuelas de la paz son mucho más que un campamento de verano. Son una experiencia de educación a la paz, donde se vive la alegría del encuentro, el respeto a la diversidad y el valor de cada persona. Como dice el Manifiesto del País del Arcoíris, «no queremos que el mundo se divida entre quien tiene todo y quien no tiene nada. Queremos un mundo de todos y para todos». Esta visión inspira cada actividad, desde los juegos al aire libre hasta los talleres de manualidades, pasando por las canciones, las historias compartidas y los momentos de reflexión.
Las colonias de las Escuelas de la Paz buscan «ser un signo concreto de un mundo nuevo que podemos construir, en el que nadie es descartado, donde se sabe vivir juntos y en el que la diferencia es riqueza, como la visión del País del Arcoíris, donde nadie es extranjero y todos somos hermanos».