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Martes, 31 mayo 2022 07:59

«Una de mis hijas quería venir porque hace cinco meses se fue al cielo una hermana que tenía parálisis cerebral»

«Una de mis hijas quería venir porque hace cinco meses se fue al cielo una hermana que tenía parálisis cerebral»

La foto dio la vuelta al mundo gracias al perfil de Instagram del Papa Francisco. Era una familia de siete miembros (cinco niñas, papá y mamá), que saludaban al Pontífice al concluir la audiencia general de los miércoles. Francisco, en un gesto muy suyo de espontaneidad máxima, colocó su solideo a la más pequeña de las hijas en la cabeza. Una imagen simpática que podría haberse quedado en eso, pero detrás de ella hay mucha vida, y vida con mayúsculas.

Paula Jiménez, la madre, iba con mil cosas en la cabeza para decirle al Papa. «Niñas, dejad hablar solamente a mamá», les había pedido el padre, Nacho Gross, «porque son de las que se abalanzan, le dan 80 millones de besos y le empiezan a contar sus notas o que han tenido un problema con tal amiga, sin filtro…». Pero lo primero que a Paula le salió fue llorar. De emoción. Mucho lleva esta madre en su corazón.

Después, del tirón: «Venimos aquí por una de mis hijas, que quería venir porque hace cinco meses se fue al cielo una hermana que tenía parálisis cerebral desde que nació». Ese era el tema. El Papa, entonces, «se quedó muy impresionado», y parecía que se decía para sí mismo «voy a consolar», «pero por otro lado vio que estábamos todos ilusionadísimos de tener a una hermana en el cielo». Así que les empezó a preguntar a cada una su nombre: Adriana, Lucía –aquí va Eugenia, la hermana que se fue al cielo, el pasado 6 de diciembre–, Covadonga y Paula, las «mellis», y Catalina, la pequeña. Como el Papa le había «dado su gorro», salió encantada: «Soy santa Catalina de Siena».

Eugenia run4smiles papa instagram

Unas niñas «muy rezadoras»

Efectivamente, Eugenia fue el hilo en el cielo del que tiró su familia para ir a Roma. A la semana de su muerte era el cumple de las «mellis», unas niñas que, cuenta su madre, «siempre han sido muy rezadoras, por los cristianos perseguidos, por los enfermos…». Paula hija, en concreto, siempre rezaba por el Papa, y desde muy pequeñita decía que «quería ir a Roma a verlo». «Si eso es lo que tienes en el corazón y es algo bueno –le contestaba Paula madre–, es que te lo ha puesto el Señor y Él ya se va a encargar de cumplirlo».

Este año era el momento, porque además las «mellis» hacían la Primera Comunión. Nacho y Paula les escribieron una carta-regalo en la que les deseaban un «cumple inolvidable, y para ello Eugenita nos ha ayudado un montón. […] Nos vamos a ir a Roma a ver al Papa toda la familia». ¿Cómo? «Ni idea», pero sí tenían claro que «Dios lo quería y nos abriría el camino». Desde ese mismo día hasta el 4 de abril, cuando el Vaticano les confirmó que tendrían sitio reservado en la audiencia general del 25 de mayo, las niñas preguntaban cada día cuándo se iban:

—Pues cuando nos pueda recibir, que él ya sabéis que tiene que estar con un montón de gente.

—¿Pero vamos a ir a verlo a su casa?

—Pues a su casa, o a tomar un aperitivo...

Paula no sabía, pero lo comentó con Manuel Martín de Nicolás, el párroco de Nuestra Señora de la Visitación, donde viven su fe y su vida de comunidad, y finalmente Eugenia obró el milagro.

Eugenia run4smiles papa eugenia

«Ella hacía que la cruz se volviera amor»

Precisamente una de las cosas que Paula llevaba en mente para comentar con el Papa es «cómo nos ha cambiado Eugenia la vida» y qué bueno sería que hubiera «procesos de canonización para estos niños», que «aunque no han tenido conocimiento ni capacidad para decirle que sí al Señor» por sí mismos, «su alma sí, y Eugenita le iba diciendo que sí a todo a través de su familia».

«Lo que ha santificado a Eugenia es que se abrió al amor de Dios», resume su madre. «Ella hacía que la cruz se volviera amor» para su familia y para todos los que la rodeaban. Vidas como la de esta pequeña dan muchos frutos «en la Iglesia; nosotros hemos visto conversiones de gente en abundancia» que han querido «volver a Dios» al plantearse el sentido de la vida.

También le quería contar Paula al Sucesor de Pedro lo que les había ayudado la carta Patris corde que escribió para el Año de San José. En ella, Francisco se refería a la importancia de la «gente que está en segunda fila». Lo hacía en el contexto de la pandemia, pero en la familia de Eugenia lo aplicaron a ella. «Mira, Eugenia –le decía su madre–, el Papa se está refiriendo a ti; tu vida no la conoce nadie pero tú la estás ofreciendo para salvar a la gente de la pandemia del pecado».

Eugenia run4smiles papa fatima

Patris corde hablaba igualmente de «amar y acoger las miserias de cada uno con ternura», y Paula le decía a Eugenia que quizá a los ojos del mundo no valiera nada, «pero a los ojos de Dios, siendo la más débil, eres la más fuerte, porque eres la que más te unes a la Pasión de Cristo». A san José le hicieron Nacho y Paula padre adoptivo de su hija para «que hiciera con ella lo que quisiera, se la entregábamos y la tenía él en sus manos». Eugenia falleció dos días antes de la clausura del año santo.

«Sesión de belleza»

El 14 de mayo, las «mellis» hicieron la Primera Comunión y partieron para Roma. Un viaje familiar muy especial –«Nacho y yo fuimos recién casados, pero las niñas no lo conocían»–, en el que, por supuesto, comieron pizzas y gelatos y visitaron todos los lugares santos, «pasamos todos los rosarios por todas las tumbas», «en cada sitio íbamos pidiendo una gracia especial», subieron de rodillas la scala santa… El martes por la tarde Paula advirtió a las niñas: «Ya no se ve nada más, nos vamos y nos preparamos». Así que hubo «sesión de belleza» en la hospedería para «ir impecables al encuentro».

Eugenia run4smiles familia

No tenían claro el miércoles cuál iba a ser su sitio en la audiencia, pero Adriana estaba segura de que «si esto lo ha conseguido Eugenita, ella lo que va a querer es que estemos al lado del Papa». Dicho y hecho, «arriba, a su lado». Muy «impresionante» verle llegar, recuerda Paula; tan evidente se le hizo que es «el hombre que lleva el peso de la Iglesia, está con su cruz llevándola», que se sintió sobrecogida, agradecida y llamada a «rezar más por él y por la Iglesia». «Los cristianos tenemos que dejarnos de tanta tontería, estar todos unidos y, en comunión, rezar por el Papa».

La familia le regaló al Pontífice un libro sobre la vida de Eugenia, el solideo (que él intercambió por el que llevaba con Catalina) y unas gafas de Run4Smiles, una asociación que crearon para ayudar a niños con parálisis cerebral. Paula le quería pedir que rezara también por mucha gente, pero reorientó el foco teniéndolo delante: «Solamente quiero que sepa lo que le queremos, que en España hay muchísimas familias, muchísima gente, que reza por usted todos los días y que le quiere muchísimo, y que se apoye en nuestra oración».

Se despidieron con el encargo del Papa de rezar por él, «a favor, no en contra», les dijo divertido. «Fue como si hubiéramos sido un bálsamo para el Papa en ese momento... Como si hubiera descansado en una familia cristiana».

Eugenia run4smiles papa despedida

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